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Brasil en la ruta

Iván Mejía Álvarez
10 de noviembre de 2012 - 11:00 p. m.

El Colombia-Brasil del miércoles en Nueva Jersey puede marcar un hito al ser la primera vez que nuestra selección enfrenta a los auriverdes estando por encima en el escalafón mundial.

La clasificación Fifa no es la verdad absoluta, pero está cerca, al menos es el registro más aceptado como parámetro para determinar el escalafón de las selecciones del mundo. Y Colombia figura en el octavo lugar, mientras Brasil se encuentra en el decimotercer puesto. Claro, a Brasil lo van relegando pese a que juega permanentemente amistosos, porque no tiene partidos oficiales y sus juegos contra Japón, Irán y China valen muy poco para la Fifa, mientras que las tres victorias colombianas ante Uruguay, Chile y Paraguay treparon al equipo dirigido por Pékerman para volver, tras muchos años, a figurar entre los diez mejores del mundo.

Brasil es y será siempre un gran rival, por historia y también por presente. Mano Menézes encontrará dos problemas por las ausencias de Adriano, el lateral del Barcelona, y fundamentalmente porque Hulk, el mediapunta del Zenit, también se lesionó. Pero Brasil tiene suficiente arsenal regado por todo el planeta para sustituir a los golpeados.

Menézes, quien vive horas difíciles al frente del equipo tras el fracaso en los Juegos Olímpicos, donde perdió ante México la final, rinde examen partido a partido y son muchos los que desean excluirlo del comando técnico del scratch. Sin embargo, la CBF lo ha confirmado en el cargo y cumple el cometido de darle muchos partidos amistosos, de modo que con el juego permanente pueda llegar a armar un colectivo para ganar el Mundial que disputará en su casa.

El retorno de Kaká le dio al elenco brasileño una pizca de fútbol ofensivo y afinó la idea de jugar sin un centro delantero neto. Menézes quedó contento con el experimento de Neymar-Kaká-Oscar-Hulk, pero la ausencia de éste le impedirá retomar la idea y seguramente será una nueva oportunidad para Leandro Damiao, el atacante del Inter de Porto Alegre.

A este Brasil le cuesta filtrar en el medio campo. Su línea de marca y destrucción del juego enemigo es tibia y a los centrales permanentemente los encaran en el mano a mano, donde David Luiz, sobrerrevolucionado e indisciplinado tácticamente, desnuda problemas de posicionamiento. Como casi toda la vida, Brasil es fuerte del medio hacia adelante.

Estar entre los diez mejores seleccionados del mundo obliga a una buena presentación del equipo nacional ante la selección más exitosa de la historia. El presente está en juego…

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