Campeón goleador

Hernán Peláez Restrepo
20 de junio de 2017 - 02:30 a. m.

Con el cuento del global, para mirar sólo el número de goles, uno se puede distraer del resultado genuino. Eso pudo pasar en varios minutos del partido Nacional-Cali, cuando iban tres a tres.

La realidad, sin embargo, es otra. Nacional goleó al Cali por un 5-1, para desterrar dudas sobre la enorme diferencia en juego de ambos equipos.

Nacional ganó una estrella más para su escudo y Reinaldo Rueda estableció una marca reconocida por sus ejecutorias al frente del equipo paisa: Copa Libertadores, Superliga, Ligas, Copa Colombia. Nada le faltó, y si resulta verdadera la versión sobre su salida, es preciso aceptarla, por los retos que él mismo quiera imponerse.

Pero si su marcha se debe a no estar de acuerdo con la intención de retirar a su preparador físico-atlético, Velasco, sólo quiero felicitarlo por el gesto de solidaridad hacia su compañero. Hecho de poca ocurrencia por estos días.

Volviendo al partido, Nacional ingresó con las ideas claras, intenciones serias y atención permanente al juego en sí. En el primer cuarto de hora, dos volantes, Macnelly y Mateus Uribe, aliviaron la presión, si es que la había en el seno de la fanaticada del equipo, con dos goles. Después, el Cali, en una jugada desordenada, puso el 2-1, que alimentó alguna esperanza.

Fue flor de un día. Varios jugadores no dieron pie con bola. Los laterales fracasaron, especialmente el de la zona derecha, en la que Andrés Ibargüen pasó con facilidad. Y eso que Dayro estuvo flojo. Además, en el Cali, Sambueza no logró construir, y menos Roa, quien tenía la mente en otra parte.

Llamó la atención que el técnico del Cali, Cárdenas, mandara mensaje escrito para corregir el funcionamiento. Lo entregó a Balanta, que después salió lesionado, y el destinatario, Amaya, fue retirado del campo. Es decir, lo escrito de poco sirvió.

Nacional puso pierna fuerte con Blanco y constancia en el juego por Mateus y Macnelly, haciendo pausa. E Ibargüen haciendo la fiesta por la izquierda.

Nacional salió a ganar, golear si se podía, y quedarse con el título, con dos factores por encima del futbolístico: ganas y decisión. Eso justifica el nuevo título, merecido. Felicitaciones para Rueda y Redín, pareja ganadora.

 

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