Capital natural y desarrollo

Juan Pablo Ruiz Soto
01 de diciembre de 2010 - 05:10 a. m.

ESTAMOS ADELANTANDO DESDE EL  ambientalismo la revisión del Plan Nacional de Desarrollo (PND) y se ha establecido en Ecofondo un comité para canalizar y mantener abierto el debate. A primera vista surgen varios interrogantes.

El primero y más evidente es por qué no hay un capítulo ambiental, como sí lo había en el plan anterior, más cuando su elaboración fue el resultado de un debate sobre la jerarquía que la Constitución le otorga al tema, lo ambiental no puede ser ni sectorial, ni marginal. El segundo hace referencia a la necesidad de apoyar con recursos económicos y técnicos el desarrollo de capacidad institucional ambiental para atender de manera adecuada las demandas que surgen desde las llamadas locomotoras, para que éstas se movilicen con responsabilidad ambiental. Esto significa que las locomotoras consideren los aspectos ambientales como eje para sus planes de desarrollo. El tercer aspecto, en el cual quiero concentrarme en esta columna, es el entendimiento de nuestra riqueza en recursos naturales renovables como factor productivo y su potencial para favorecer el desarrollo económico y el bienestar social. Los servicios ambientales locales y globales no se mencionan como determinantes en la estrategia de desarrollo.

La articulación entre economía, sociedad y ambiente está en que el medio natural nos provee los llamados bienes y servicios ambientales, que en algunos casos mediante su uso generan bienestar e impactos económicos de gran valor o si hay deterioro generan altos costos económicos, malestar y enfermedades. Para Colombia, en 2004 el costo asociado al deterioro ambiental fue equivalente al 3,7 por ciento del PIB. En contraste, el ecosistema natural de Chingaza, por la calidad del agua disponible para consumo humano, generó un servicio ambiental por US$16 millones ese mismo año. El capital natural renovable puede convertirse en un factor productivo, que impacta y diferencia con ventajas comparativas y competitivas la eficiencia en el uso de otros factores productivos y esto es mucho más que suelos y agua. Ejemplos son la conservación de las bellezas escénicas y su aporte para el eco y el agroturismo, caso Costa Rica. El carbono que retienen nuestros bosques es hoy un argumento de negociación internacional por pago de servicios ambientales globales, de lo cual Brasil ya se beneficia. La biodiversidad como insumo para la producción de bienes asociados al biocomercio, sector agropecuario y medicinas. Desde lo ambiental, un análisis económico y ético le corresponde al PND y en su actual versión, éste considera con gran debilidad los aspectos éticos y casi omite la relación entre economía y ambiente.

Al PND le falta análisis de alternativas desde la economía ambiental. En innovación y desarrollo, el tema de las especificidades de nuestro medio ambiente y su particular y excepcional riqueza, se puede convertir en ventaja competitiva sólo si hay un especial esfuerzo en este sentido. En agricultura y desarrollo rural, el avance de nuevos productos depende de qué tanto esfuerzo dediquemos a la investigación de nuestro medio natural y su apoyo a la producción agropecuaria y al eco y agroturismo. En infraestructura y transporte, el cambio climático cambia las especificidades y los énfasis del tipo de infraestructura que debemos desarrollar y la confiabilidad de la conectividad. Respecto a la vivienda y ciudades amables, la aglomeración urbana con alto costo social y de infraestructura es tema relevante. La relación entre cambio climático y la dinámica de las locomotoras es analizada de manera insuficiente y no hay una estrategia nacional de adaptación al cambio climático.

La discusión está planteada, debemos valorar lo ambiental desde lo ético y lo económico y proponer ajustes al PND.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar