Cartas de los lectores

Siempre hemos considerado que la niñez y la época escolar son nuestros mejores años; pero una maravillosa mujer que cercana a su centenario cumple hoy 18 de marzo dos años de su fallecimiento, me enseñó que todos los años son los mejores años cuando se ama la vida en el día a día.

Fue noble y virtuosa esposa, madre, abuela y bisabuela que vivió sin calendarios; siempre excelente conversadora, tuvo los mejores apuntes en el momento indicado, lo que la hizo el centro de atención en toda tertulia en que participó. Aunque por supuesto tuvo sus dolencias y enfermedades, nunca nadie quejarse la escuchó, lo que quizá le permitió ser longeva. En sus momentos difíciles nunca su sonrisa ni su vitalidad perdió, por lo cual contadas veces postrada se le vio.

Ana María, Laura Elena, Carmenza y Clara fueron sus cuatro hijas, que igual heredaron esa templanza y ejemplo de vida que por fortuna generacionalmente dejaran como un legado.

Más de medio siglo de su vida vivió al frente del segundo parque de Laureles, y tuvo la fortuna de ver crecer los que hoy son los más emblemáticos árboles de nuestro barrio. Como ellos fue un roble que igual compartió aquella frase “a quien a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija”.

Doña Lía Mejía, usted me recibió con un abrazo y un beso que desde entonces germinaron en mi corazón. Mil gracias por haber traído a la vida a la mujer de mi vida, Clara Lía.

Todas las amigas que usted hizo felices en sus últimos meses en Horizontes, que más que un centro integral del adulto mayor, es un remanso de paz, de amor y de entrega total, por siempre la recordaran.

A la directora Gloria Ramírez, al doctor Juan David Palacio y a todo el equipo de enfermeras que la atendieron con amor y entrega total como lo hacen con todos nuestros ancianitos, felicitaciones por haber elegido la más hermosa vocación y hacer de ella todo un proyecto de vida.

Raúl Moreno Sierra. Medellín.

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