Cartas de los lectores

Cartas de los lectores
25 de marzo de 2013 - 11:00 p. m.

En estos días decía que mi padre murió “esperando que esto se compusiera”, así lo decía él.

Lo correcto es decir que se la pasó toda su vida esperando que los amigos de la violencia cambiaran de baile, porque ese ritmo y acción de causarle daño a la sociedad con sus inhumanas actuaciones lo tenían cansado y maltrecho en su espíritu. Lo lindo de todo es que no perdió la fe y con la esperanza se mantuvo, hasta que fue nombrado embajador celestial.

Mi madre siempre le entregó el país, su Colombia que amaba, al Sagrado Corazón de Jesús. Fue nombrada también embajadora celestial y hasta el último minuto rezaba y rezaba para que “los equivocados se ajuiciaran”. Hacer daño al prójimo es el mayor delito que podemos cometer en esta peregrinación por la hermosa vida, que a pesar de espinitas es linda.

Colombia está llena de esos inolvidables padres de familia, que no ven la hora de que por fin los causantes de tanto desorden público entren a los senderos de la racionalidad. Que entiendan que la libertad no es para hacer lo que queramos y deseemos, porque la restricción a ella es el respeto al otro, el respeto a la vida es fundamental.

La política es una magnitud del espíritu y en ese sentido su ejercicio no puede tener en su agenda la violencia en multitud de desastrosas fórmulas, que hacen invivible la existencia de la mayoría.

Es claro que los que hoy por hoy manejan los estados deben entender también que los fines y objetivos centrales de cualquiera de ellos es procurarles la felicidad y la alegría a las grandes mayorías de seres humanos que están hoy viviendo en situaciones infrahumanas.

Rogelio Vallejo. Bogotá.

Paz

Resulta francamente deprimente, frustrante y lamentable el perjuicio tan impresionante que le han causado la corrupción, la inoperante burocracia y la nefasta politiquería a la calidad de vida de los colombianos. En Cuba se negocia una parte de la paz; la parte más difícil está enquistada en las tres ramas del poder público: corrupción. El proyecto de reforma a la salud, la politiza aún más, con el poder que le asigna a alcaldes y gobernadores. Juan Manuel Santos nos decepciona una vez más; ya lo hizo antes con la reforma tributaria. El derecho al voto debe ejercitarse en forma responsable, independiente y reflexiva, ajeno a las maquinarias clientelistas.

César Tulio Franco García. 

Bogotá.

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