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Cartas de los lectores

Cartas de los lectores
03 de abril de 2013 - 11:00 p. m.

La seguridad ciudadana es asunto y responsabilidad de todos, donde quiera que nos encontremos.

En todas las circunstancias de tiempo, modo y lugar, debemos estar activamente del lado de la seguridad ciudadana, por iniciativa propia, teniendo en cuenta que no siempre se cuenta con la presencia de la Policía, cuya razón de ser es la de garantizar las condiciones necesarias para la convivencia pacífica; pero por motivos comprensibles le es imposible estar en todas partes, lo que se puede suplir si como ciudadanos elaboramos nuestro mapa mental de riesgos individual, familiar y colectivamente, que es un mismo modelo, pero según el momento se ajusta y se articula con el entorno (solidaridad- coordinación). Esto significa romper el síndrome de dependencia institucional: si la Policía no nos vigila, somos incapaces de encontrar la tranquilidad.

La Policía debería diseñar una estrategia pedagógica de aplicación exógena, y preparar a sus hombres para que eduquen a la comunidad, no en recibir una serie de protocolos que la mayoría de las veces se olvidan o no se toman con la importancia respectiva, debido a que no existe previamente un modelo mental que permita identificar los riesgos en materia de seguridad ciudadana, para llevarlos a un mapa conceptual (cartografía subjetiva), lo que justificaría y facilitaría la aplicación de estos, por apropiación directa, al saber qué pasa en cada centímetro del territorio. Es enseñar a activar el sentido común y ponerlo a disposición del propio beneficio, identificando constantemente los riesgos situacionales en un espacio de 360 grados, con una proyección según la trazabilidad de los desplazamientos.

Esto permite que las personas se preocupen por conocer los entornos en materia de seguridad y la problemática que la afecta (coordinar-indagar-reflexionar), para llevarla al escenario de las propias debilidades y fortalezas. Y de ahí, construir el mapa de riesgos y aplicar las medidas preventivas, como una forma de coadyuvar, mientras puede actuar la Policía, si es necesario, o para evitar que lo haga, que sería lo ideal. Esto es posesionar al ciudadano de su propia seguridad, de manera individual y colectiva, como una forma de suplir la ausencia institucional, pero de manera coordinada y solidaria.

Édgar Bejarano. Bogotá.

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