Publicidad

Casa Vieja

D. Buenavida
06 de junio de 2010 - 02:00 a. m.

Casa Vieja es un restaurante que inicia Horacio Jaramillo hace 45 años en Medellín. Ofrece "comida típica" colombiana.

Todo restaurante es, por supuesto, un negocio. Los restaurantes de “comida típica” pueden encaminarse a explotar el turismo nacional e internacional sin desarrollar seriamente una muestra de nuestra cocina con calidad gastronómica, usando procedimientos rápidos, sin mucho esmero culinario, o pueden inclinarse por el desarrollo de un menú de comida colombiana usando buenas prácticas culinarias y encaminándose a un buen logro gastronómico. Según mi humilde concepto, ambas posiciones son válidas y respetables. Casa Vieja escoge el primer camino.

 El inicio de actividades de un nuevo y muy publicitado Casa Vieja me creó la inquietud de probar una vez más la comida de Casa Vieja con espíritu crítico, buscando logros gastronómicos en comida colombiana. Empecemos por el menú. La carta ofrece siete entradas con precios entre $6.000 y $17.000: patacones, arepas, plátano maduro. Ofrece picadas entre $5.000 y $9.000 con chorizos, chicharrones, carimañolas morcillas y otras. Diecinueve platos fuertes con precios alrededor de $27.000, con algunos clásicos de la comida bogotana como ajiaco, sobrebarriga, cuchuco con espinazo, algo ya aceptado como símbolo de la comida antioqueña que es el “plato montañero” o “bandeja paisa”, y otros oficializados como muestras de la comida colombiana, como ropa vieja, lengua en salsa y otros. Los postres muy colombianos: dulces, frutas en almíbar y postre de natas. ¿Se puede decir que la carta de Casa Vieja es una buena muestra de comida típica colombiana? Pienso que no.

Iniciamos con chicharrones y carimañolas. Los chicharrones estaban aceptables, las carimañolas menos que aceptables. Quedé con la impresión de que en vez de la auténtica carimañola costeña con sólo masa de yuca se hubiera mezclado con harina de trigo y los resultados fueron dudosos. Como plato fuerte pensé que no podía equivocarme con la bogotanísima “sobrebarriga con papas chorreadas”, pero no, el resultado fue infame. Deberían, por lo menos, saber comprar la sobrebarriga. Era un pedazo de carne tiesa, sin mayor sabor y con toda seguridad no venía de la falda de la res. En cuanto a las papas y yuca chorreadas, no hay ninguna explicación que justifique hacerlas tan mal. El bagre en salsa alcanzó un nivel apenas aceptable. Estaba cubierto con un guiso de tomate, cebolla y habichuelas. Como postre pedimos un “Combinado Casa Vieja”: casquitos de guayaba, brevas y postre de natas. Los dulces estaban apenas aceptables, pero el postre de natas, al igual que la sobrebarriga, estaba infame.

Se espera que en un menú manejado por tantos años, platos como las carimañolas y la sobrebarriga hayan alcanzado un nivel de perfección, pero nada más alejado de la realidad.

 El resultado de nuestra exploración no fue muy alentador. Pienso que es preferible que Casa Vieja continúe al servicio de turistas que probablemente no tienen, ni han tenido ningún interés gastronómico. En este campo, sin duda, lo hacen muy bien, pero el oficio de esta columna no es analizar negocios, sino comentar la calidad gastronómica desde un punto de vista subjetivo.

Calle 70 Nº 6-23.

secomebienaqui@gmail.com

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar