Publicidad

Casado o casao

Doña Gula
20 de noviembre de 2010 - 04:31 a. m.

Como en tantas cosas que no soy especialista, voy a opinar de pura metida sobre algo que nadie posee la última palabra.

El asunto pasa en todas las cocinas de la tierra, o mejor dicho, el pecado se comete en todas partes del mundo. Me refiero entonces a la dichosa manía que tenemos todos los humanos de combinar aromas, texturas y sabores de manera absolutamente personal, es decir, como a cada cual se nos da la gana, causando muchas veces en otras personas gestos de repugnancia, pero también logrando con frecuencia excelentes descubrimientos, los cuales, en mi tierra (Antioquia), denominamos sabiamente casados… y pronunciamos: casaos.

Si bien el casao tiene bastante subjetividad, no se trata de excentricidades, como arequipe con ají o chicharrón con salsa de ostras; se trata sí de combinaciones para muchos antagónicas, pero para otros tantos ideales. Ahora bien: no todo lo que se combina en comida corresponde a un casao, pues para llegar a tal categoría es necesario que tenga reconocimiento público, significando lo anterior que puede hacerse en cualquier parte, sin causar estupor entre las gentes y obviamente sin ningún rubor por quien lo realiza.

A riesgo de omitir famosos casaos, voy a permitirme hacer un listado de aquellos con los cuales comulgo y que realizo cada vez que tengo oportunidad por la presencia coincidencial a manteles, de las dos partes que lo conforman.

Mis casaos más frecuentes son: leche con bocadillo, café con buñuelo, patacón con guacamole, morcilla con limón, maní con pasas, yuca con hogao, chocolate con pandequeso, aguacate con arepa, arequipe con leche, arroz con huevo frito, mazamorra con panela, leche con dulce de moras, queso amarillo con jamón, empanada con ají, cuajada con melado y Marialuisa con leche.

Finalmente, voy a hacer referencia de dos casaos no muy culinarios, pero de reconocimiento internacional. El primero: tinto con cigarrillo y, el segundo: aguardiente con agua y para rematar con toda esta saboreada disquisición, voy a confesarles —en asuntos de mecato— cuál es el casao que a mí más me gusta: velita de panela con coco… ¡y pare de contar!

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar