Cerdos como fábricas de órganos humanos

Cartas de los lectores
31 de enero de 2017 - 08:06 p. m.

Cerdos como fábricas de órganos humanos

Son comunes en los mitos y leyendas de diferentes culturas las criaturas híbridas, monstruos con aspectos fabulosos que cumplen la función de villanos. Indefectiblemente, una de las más famosas es Quimera, representada en la mitología griega como una mezcla de animales con cuerpo de cabra, cabeza de león y cola de serpiente. Este temible monstruo aterrorizaba ciudades, alimentándose del rebaño y otros animales; además, sorprendía por su extrema rapidez y escupía fuego por sus fauces. Finalmente, Quimera fue derrotada por Belerofonte con ayuda del famoso caballo Pegaso.

El sueño de las quimeras ya es cosa del pasado. Actualmente, poderosas herramientas genéticas permiten la creación de quimeras: un individuo en el que se combinan partes de dos especies, eliminando todas las barreras evolutivas. El grupo dirigido por el español Juan Carlos Izpisúa, del Instituto Salk de Estudios Biológicos en California, acaba de publicar en la prestigiosa revista Cell resultados que abren el camino para que los cerdos adultos contengan algunos órganos formados por completo por células humanas, a través de la inyección de células madres humanas a embriones porcinos previamente modificados. Es decir, utilizar cerdos como fábricas de órganos para la especie humana.

Las necesidades de buscar formas alternativas que generen órganos para trasplantes humanos saltan a la vista. Existe una creciente disparidad entre el número de personas que esperan por un trasplante de órgano y el número de donantes. Por ejemplo, un promedio de 16 personas en Europa y 22 en los Estados Unidos mueren diariamente esperando un corazón, un páncreas, un riñón o un hígado sustituto que les permita seguir viviendo. solo en Colombia, alrededor de 2.000 personas esperan por un órgano o un tejido para salvaguardar la existencia. Una forma de mitigar dicha carencia sería la producción de piezas del cuerpo humano dentro de vacas, cerdos, cabras y otros animales.

Pero este emergente campo de la genética también nos lleva a afrontar nuevos retos éticos, sociales y legislativos. Estos estudios deben velar por un trato digno al animal que garantice su bienestar: cómo evitar dolores innecesarios y espacio vital para el juego. Sin embargo, existen otras preocupaciones sobre un uso indebido de las técnicas. Supongamos que se logra generar cerdos con un alto número de neuronas humanas, suficientes para hacer razonamiento de alto nivel. Esto sería un escenario que nadie quisiera ver, las normas que rigen este tipo de investigaciones deben de velar para que monstruosidades como la sugerida estén lejos de la realidad.

En definitiva, el avance en esta área de la ciencia abre grandes posibilidades para la especie humana. Considero algo positivo que las nuevas herramientas genéticas ayuden a las personas a disminuir su sufrimiento, es un imperativo ético utilizar los nuevos conocimientos desarrollados para luchar contra las diferentes enfermedades y la discapacidad. Tal como lo ha conceptuado el filósofo John Harris, “dado el gran valor que se otorga a la vida, considero que su protección ante el fallecimiento prematuro o el ofrecimiento de una mayor esperanza de vida saludable representa una obligación manifiesta”.

Rodrigo Urrego Álvarez.

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