Cerros orientales, derechos vulnerados

Juan Pablo Ruiz Soto
16 de mayo de 2018 - 03:00 a. m.

Invocando el derecho colectivo al goce de un ambiente sano, a la salud pública y al acceso a una infraestructura de servicios que los garantice, las cortes están definiendo la política ambiental y dan directrices para que las entidades públicas actúen en concordancia con los derechos ciudadanos exaltados en nuestra Constitución. Un caso muy simbólico, la sentencia del Consejo de Estado (noviembre 5/2013), referida a los cerros orientales que bordean la ciudad de Bogotá.

De la extensa y completa sentencia del Consejo de Estado, me referiré solo al tema del acceso de los ciudadanos a los senderos públicos en los cerros y su importancia en aspectos como salud pública, recreación, cultura ciudadana, formación ambiental y, quizá lo más importante, convivencia y democratización del uso del espacio público.

En Bogotá, un hecho que tenemos que enfrentar y superar es la abismal diferencia de oportunidades entre los diversos grupos socioeconómicos y sus posibilidades de vivir y disfrutar la ciudad. Esto se expresa en condiciones de vivienda, infraestructura de acceso, espacios verdes, salud y educación, entre otros aspectos. Bogotá se halla tan fracturada, que hay marcadas diferencias en la ubicación geográfica de las viviendas, según el llamado estrato socioeconómico.

Los cerros orientales, como espacio de uso público, son una excelente herramienta para acercar a los ciudadanos y generar convivencia. “Trabajando juntos, entre todos podemos mejorar nuestra ciudad. ¡Y hemos descubierto que ustedes son hasta buenas personas!”, le dijo Patricia –líder de Las Delicias, un barrio popular– a Andrés Plazas –líder de la organización Amigos de la Montaña, que impulsa la apropiación ciudadana de los cerros orientales mediante el uso de los senderos ecológicos y su adecuación como espacio público–, tras un recorrido por los barrios ubicados en los cerros orientales. Se conocieron gracias al trabajo de Andrés en el sendero de la quebrada La Vieja, que comienza en un exclusivo lugar estrato seis de la ciudad.

Si los jóvenes de los colegios del norte fueran a una caminata por un sendero de los cerros que comienza en barrios populares, aprenderían que, entre los niños provenientes de familias de bajos ingresos, hay chicos muy valiosos, con grandes y nobles sueños, que, como ellos, aspiran a un mejor futuro y se sienten partícipes del propósito de ayudar a construir un mejor país.

La montaña, sus senderos y la convivencia que en ellos tenemos nos enseñan que “hay buena gente en todas partes”, y aprendemos a dejar de vivir enconchados en nuestro propio estrato socioeconómico.

El Consejo ordenó al Ministerio del Ambiente, la CAR y el Distrito Capital que en el Plan de Manejo de los Cerros Orientales elaboren, ejecuten y financien la creación de una gran área para asegurar los derechos a la recreación, el deporte y el aprovechamiento del tiempo libre de los ciudadanos. En este contexto, y dado que ya se cumplieron los requisitos solicitados por la CAR, es urgente que esta y el Distrito reabran el sendero de la quebrada La Vieja y que se acelere la aprobación de los estudios de capacidad de carga de otros cinco senderos. Esto, para cumplir la sentencia y responder al clamor ciudadano de espacio público y zonas verdes. Los ciudadanos estamos pendientes de que las instituciones cumplan con sus obligaciones y respeten nuestros derechos.

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