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Cese bilateral de fuegos

Luis I. Sandoval M.
18 de febrero de 2014 - 04:00 a. m.

Varios lectores han hecho notar que en el texto del Acuerdo General Gobierno Farc para iniciar las Conversaciones de Paz en La Habana no se dice que tales conversaciones se adelantarán en medio del conflicto.

Tienen razón quienes hacen esa observación; pido rendidas excusas por mi error. No obstante, es un hecho que las partes decidieron negociar en medio del conflicto. Las FARC, sin embargo, han manifestado reiteradamente que debe haber cese bilateral desde ahora y han procedido a dos treguas unilaterales. El Gobierno mantiene inmodificada la posición de que solo será a partir de los acuerdos de terminación del conflicto.

Sin duda existen razones estratégicas, o de particular conveniencia, del Gobierno y de FARC y ELN que los lleva a tener posiciones divergentes sobre este sensible problema. Pero la sociedad posee su propia lógica, su propia conveniencia y, podría decirse, su propia estrategia, que no tiene que esconderla, sea que coincida o que diverja de las partes que adelantan o se aprestan a adelantar diálogos de paz.

La sociedad apoya los diálogos de paz, pero no actúa frente al proceso alineada o dependiente del gobierno o de los insurgentes. La sociedad es autónoma, quiere el cierre político del conflicto y lo quiere lo más pronto posible para adentrarse en la construcción de paz integral, porque esa es la postura natural y elemental de las víctimas, la sociedad de conjunto ha sido víctima del conflicto armado interno.  

Se conocen las cifras indicativas de los altísimos niveles de victimización que ha alcanzado el conflicto colombiano, aquí no las voy a repetir, pero cada día, cada hora, cada minuto que se prolonga la confrontación, se produce un incremento de dolor, muerte, y destrucción física y moral, absolutamente inaceptable. El conflicto mismo, por irracional, repugna a la conciencia de la humanidad, la demora innecesaria en la llegada del fin, hace aún más viva esa conciencia.

En realidad la postura de la sociedad es, debe ser, por imperativo ético-político, parar la confrontación ya y que las partes pacten los términos de su terminación. Sin embargo, comprensiva de las circunstancias, con detrimento de sí misma, la sociedad ha sido concesiva y ha aceptado negociación en medio del conflicto, solicitando acuerdos humanitarios y aplicación del DIH mientras se pacta el fin del mismo.

En la lógica de la sociedad que no quiere, que no acepta ser victimizada un minuto más, es que se exige el cese inmediato y bilateral de fuegos y hostilidades o, al menos, la reducción progresiva de éstas. Este pedido se ha hecho durante largo tiempo: así lo hizo el Mandado Ciudadano respaldado por 10 millones de votos en 1997, así lo ha hecho la Semana por la Paz durante 22 años; el pasado 10 de diciembre, Día Universal de los Derechos Humanos, 140 organizaciones aglutinadas en el espacio de convergencia Clamor Social por la Paz reiteraron la urgencia humanitaria y la necesidad política del cese bilateral de fuegos.

“Señor Presidente, Señores Comandantes: negociar en medio del conflicto puede ahogar las conversaciones de paz porque conduce al descreimiento del constituyente primario llamado a refrendar los acuerdos. Por otra parte los amigos de la guerra, se aprovechan de los hechos de la confrontación armada para fortalecerse como opción electoral contra la paz”.

Las treguas unilaterales de la insurgencia, varias, se han cumplido en una proporción cada vez mayor. La sociedad y el gobierno deberían valorar mejor esos gestos y los medios ayudar con informaciones más ajustadas a la realidad. Razón  para seguir exigiendo y presionando: tregua general en elecciones y Semana Santa, todos saldremos ganando.

lucho_sando@yhoo.es

 

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