“Changó” no tiene quién lo edite

Javier Ortiz Cassiani
26 de noviembre de 2017 - 02:00 a. m.

Cuando Manuel Zapata Olivella le envío su novela Hemingway, el cazador de la muerte a Jonathan Tittler con el fin de que la tradujera al inglés y le buscara edición en Estados Unidos, el crítico y traductor le contestó con una carta en la que de paso reveló el destino de la obra del escritor. “El texto me ha impresionado mucho –dijo Tittler–, tanto por su desnudo realismo como por sus vuelos míticos, eróticos y lingüísticos”. Sin embargo, con el afecto y la sinceridad con los que siempre lo trató, añadió que, a su modo de ver, la novela no era un “probable best-seller”. “Te tendrás que contentar con otro triunfo crítico”, sentenció Tittler.

Nada, sin embargo, sería más arduo y tortuoso en la vida de Manuel –quien el pasado 19 de noviembre cumplió 13 años de muerto– que el proceso de traducción al inglés de su obra cimera Changó, el gran putas. Se trató de una empresa difícil, en la que se mezclaban perseverancia e ilusión con la decepción de un camino lleno de negativas, y allí también estuvo Tittler, como amigo y traductor fiel.

Una perfecta traducción garantizaba que la obra pudiese ser leída y comprendida por el público angloparlante, en especial de Estados Unidos y países africanos. Los retos que esto implicaba pueden apreciarse en una amplia correspondencia entre el escritor y su traductor. En una carta, del 26 de enero de 1993, Tittler escribe: “Sigo traduciendo, a ritmo de caracol, resignado al hecho de que nada digno en esta vida se hace con garantías de éxito”. Cuatro meses más tarde, Tittler volvía a escribirle a Manuel contándole sobre los avances en la traducción y consultándole sobre los equivalentes indicados para traducir algunos términos particulares usados en Changó.

Pero las dificultades de la traducción fueron sobrepasadas por un problema cada vez más grande: encontrar un editor. En marzo de 1994, en otra de sus cartas, Tittler le cuenta a Manuel que ha avanzado mucho en la traducción, pero que siguen sin editor y que, además, enfrenta ahora un cáncer de médula. Durante el tiempo que luchó con su enfermedad, Tittler decía sentirse inspirado por la energía y la creatividad de un Manuel Zapata Olivella octogenario que seguía anhelando ver Changó publicado en inglés. Apenas unos meses después del trasplante de médula, Tittler ya había vuelto a la faena de la traducción, pero anunciaba que por su extensión su publicación no sería fácil.

Un año más tarde la situación no había cambiado. La editorial de la Universidad de Indiana le había cerrado las puertas a Changó, y Tittler, con cierto tono de desconcierto, le daba la noticia a Manuel. “Como sacarás del tono de mis palabras iniciales, la discusión con Indiana no ha sido favorable. Sencillamente han reiterado las palabras formulaicas de que la obra no cabe en sus planes para esta temporada. El problema puede residir en la extensión del manuscrito, que rebasa las 700 páginas, pero tampoco estoy muy seguro de eso”, le explica.

La dimensión de Changó no era comprendida fácilmente, ni por lectores sin mayores pretensiones ni por los acuciosos editores. Tittler culminó su trabajo, y en enero de 1995 Changó, The Biggest Badass ya era una realidad. No obstante, la novela fue publicada en inglés sólo hasta 2010, 15 años después, y cuando Manuel ya llevaba cinco de muerto.

 

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