Coalición imbatible

Luis I. Sandoval M.
04 de julio de 2017 - 02:00 a. m.

Las candidaturas a la Presidencia de la República no serán en esta oportunidad de partidos sino de amplias coaliciones. No hay ningún partido o grupo en el espectro político que tenga capacidad por sí solo de ganar una elección poniendo mayoría suficiente.   

Pero el asunto no es solo de músculo electoral, existe un descrédito inmenso de la política por corrupción, ineficiencia, incumplimiento, pugnacidad, abuso generalizado. La forma partido pierde fuerza para hacer política. Los poderosos medios de comunicación y las redes virtuales pesan cada vez más en la formación de opinión.

En el tiempo de la sociedad líquida toda estructura organizada pierde consistencia y funcionalidad. Los recursos comunicativos a la mano facilitan producir situaciones artificiales de posverdad profundamente nocivas para los pueblos. La mentira vende más que la verdad. El poder se adquiere y reproduce por vía clientelar.

Una expresión patética del desvarío actual de la política es que pareciera haber más interesados en impugnar la paz que en consolidarla. El formidable paso histórico de terminar mediante el diálogo una guerra de 50 años parece una fruslería. “La guerra ya se acabó, la paz no tiene porqué figurar entre las prioridades de la agenda nacional para las elecciones de 2018”, se dice.

Hace un par de semanas se constituyó la coalición del NO mientras se ve extremadamente difícil constituir la del SÍ. Los del NO, después de confesar a los cuatro vientos que harán trizas los acuerdos de paz si llegan al Gobierno, ahora eufemísticamente dicen que no los desconocerán, sino que solo los modificarán.

Claro que hay con quienes formar una gran coalición por la vida, la equidad social, la transparencia, el cuidado de la naturaleza, el equilibrio campo-ciudad, la dignidad nacional, la apertura política, la paz positiva. Diversas propuestas se ofrecen para formar coalición por parte de Gustavo Petro, Clara López, Sergio Fajardo, Piedad Córdoba, Aída Abella, Roy Barreras, Humberto de la Calle…

Si tantos hablan de coalición es tiempo de sentarse a precisar entre quiénes, con qué programa, con qué reglas de juego para dirimir aspiraciones. El tiempo político corre velozmente. Si se espera a medir fuerzas en las elecciones parlamentarias, resulta tarde. Si la ilusión es llegar a primera vuelta para saber quién tiene la mayor favorabilidad, más tarde aún.  

Alguna forma viable debe haber para una definición oportuna. El 30 de octubre habrá consultas, el 11 de noviembre se abre la inscripción de candidaturas a Senado y Cámara. ¿No está en esos dos momentos la posibilidad de expresar el gran acuerdo entre todas las fuerzas que levantan la propuesta de coalición? Diálogo directo y/o compromisario quizá sean caminos aprovechables para producir el acuerdo.

La democracia es pluralidad y competencia pero no necesariamente polarización extrema, que linda con la violencia. El país necesita un pacto sobre lo fundamental: las armas fuera de la política, monopolio garantista de la fuerza en el Estado. Todo lo demás al libre juego político.  

Si desde siempre la vida del país ha sido una mezcla de orden y violencia, es hora de acceder a un orden democrático sin violencia. Ello equivale a un nuevo comienzo de la República. La competencia no puede ser entre odios sino entre visiones de país y capacidades para realizarlas.

La bandera de la paz no es continuista. El Estado tiene que cumplir, pacta sunt servanda, pero el curso de la política y el gobierno tienen que cambiar. La paz es cambio, el cambio es paz.                   

La Unión Patriótica realizó magnífico congreso. Desde de allí, voces diversas y autorizadas alentaron la propuesta de gran coalición alternativa para el 2018.

lucho_sando@yahoo.es

 

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