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Colmenares y DSK: la justicia espectáculo

Mauricio Rubio
13 de febrero de 2013 - 11:00 p. m.

El caso de Andrés Colmenares y el affaire Dominique Strauss-Kahn (DSK), poco taquillero en Colombia, han tenido en común unas investigaciones más pendientes de la imagen y el rating que de aclarar los hechos.

La muerte del estudiante uniandino ya es una novela de misterio por entregas, con autores desconocidos y desenlace cada vez más incierto. Se convirtió en sinónimo de caso no resuelto. A las enormes fallas en la labor judicial se suma la falta de un buen trabajo de reportería.

La temporada DSK en los EE.UU. cerró con arreglo privado, pero falta la secuela europea que aún puede complicar al destronado zar de las finanzas internacionales. El periodista John Solomon se puso a la tarea de reconstruir lo que ocurrió aquel sábado en la suite 2806 del Sofitel de Manhattan. De sus pesquisas y una entrevista a Nafissatou Diallo le quedó claro que el relato del incidente hecho por la camarera es consistente, no sólo entre todas las versiones que dio en distintas instancias, sino con la escasa evidencia forense que se pudo recuperar y con lo que se sabe de las costumbres y hábitos de pareja de ambos. Por torpeza de la policía y la fiscalía, nunca se obtuvo la versión DSK de los hechos. Pero esa actitud de total despreocupación entre el momento del encuentro sexual, que sí lo hubo, y su detención en el aeropuerto muestra que lo que para Nafissatou constituyó claramente un ataque, para un tipo curtido y duro como él fue una aventura como muchas otras.

Según Solomon, un fiscal más experimentado y astuto, no tan azorado ni preocupado por los medios y la opinión pública, hubiera armado un caso sólido para enfrentar a DSK con el jurado popular en un juicio penal. El periodista concluye que el fiscal Vance cometió dos errores garrafales producto del apresuramiento: no aceptar la fianza y encarcelar al sospechoso al iniciarse la investigación para luego retirar los cargos tratando de enmendar ese gran desacierto.

El desastroso desempeño de la fiscalía se explica sobre todo por la constante interferencia de los medios de comunicación en el proceso. Antes de que DSK hablara por primera vez con su abogado, éste ya estaba enterado del incidente por la llamada de un reportero pidiéndole su opinión. El fantasma de otro hit mediático —Roman Polanski con una menor— estuvo siempre presente. El protocolo de identificación del atacante por Nafissatou, quien inicialmente no lo conocía, fue inservible pues ella vio varias veces a DSK en los noticieros. Una de las razones que llevaron a Vance a desvincular de la investigación a Lisa Friel, la mejor especialista de su oficina, fue su participación en un documental de HBO sobre delitos sexuales programado para salir al aire en mitad del proceso. No sorprende que, cerrado el caso, la temporada de otoño de Law & Order SVU se iniciara con una versión novelada del incidente.

La justicia espectáculo deteriora sin remedio tanto la investigación criminal como el periodismo.

 

*Mauricio Rubio

 

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