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Colombia - Venezuela : la nueva guerra fría

Luis Carlos Vélez
29 de junio de 2015 - 02:00 a. m.

La crisis económica más severa que atraviesa Venezuela en los últimos tiempos, gracias a la baja en los precios internacionales del petróleo, hizo que el Presidente Maduro volviera a buscar respaldo popular arrancando un nuevo pleito con Colombia.

Su nueva delimitación marítima en el Golfo ha prendido las alarmas en el gobierno colombiano que en términos de defensa del territorio ya pierde uno cero tras no haber podido resolver a su favor el diferendo con Nicaragua. Ahora, como un león herido y con una creciente desconfianza interna debido al proceso de paz, no está dispuesto a perder otra batalla internacional. Esa es muy mala noticia para todos.
 
En teoría de juegos este es el peor escenario. Uno donde las dos partes pierden y no tienen incentivos para ceder. Maduro ha puesto a su país en una posición de no retorno en el tema frente a Colombia. De un lado busca encontrar nuevos yacimientos petroleros en la zona para solucionar sus problemas económicos y del otro intenta recobrar algo de credibilidad interna peleando con el vecino.
 
Del lado de Colombia, la defensa no puede ser menor ya que el gobierno Santos fue el que tuvo que dar la cara tras una serie de errores de varias administraciones que llevaron a que el país perdiera en su diferendo con Nicaragua. Tampoco puede mostrarse débil internamente ya que sus niveles de popularidad pasan por sus peores días, principalmente, gracias al proceso de paz. Y del lado de las negociaciones con las Farc, cada vez menos existe el argumento de que Venezuela juega un papel definitivo en las conversaciones ya que en términos de influencia internacional a la guerrilla, Cuba lleva meses asumiendo la voz cantante.
 
Las bravuconadas de Maduro generan muchos más efectos negativos que las de Chávez. Ahora hay más venezolanos viviendo en Colombia debido a todos los que encontraron hogar al otro lado de la frontera escapándole al Socialismo del siglo XXI y sus políticas represivas contra la oposición.
 
Eso de usar a Colombia como bolsa de boxeo para desahogar la impotencia de manejo interno es una fórmula peligrosa y representa una bomba de tiempo que toma mucho para desactivar. La anterior crisis del Golfo de Coquivacoa aún mantiene recuerdos negros en las pintadas que todavía sobreviven en algunas calles de Bogotá y que rezan “Mate un Venezolano y reclame un yoyo”. Una nueva animadversión de este tipo es algo que se debe evitar a toda costa.
 
Colombia y Venezuela no pueden seguir usando sus relaciones binacionales como fusible a sus problemas internos.
 
Desafortunadamente las cartas ya están jugadas y los incentivos en la mesa sólo nos llevan a que pasaremos una larga guerra fría sudamericana. Ojalá sea una sin disparos ni muertos, porque si de alguna manera los hay tendrán marcado en su frente el apellido de quién provocó todo: Maduro.
 
 
 

 

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