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Vida

J. William Pearl
14 de enero de 2013 - 11:00 p. m.

Un año más de vida y uno menos que vivir. Así es la vida, el tiempo pasa y es imperceptible, es como si cada vez fuera más aprisa, pero dura lo mismo, lo que sucede es que lo sentimos mucho más rápido.

Cuando se es niño, la percepción del tiempo es diferente, éste transcurre más lentamente; un año parece una eternidad y las preocupaciones no existen. El tiempo se pasa muchas veces con los amigos, la máxima responsabilidad para muchos es educarse, es decir las cuentas no llegan, la comida está ahí servida, el juego es parte de la vida y se siente como si el tiempo nunca se fuera a acabar. La vida del colegio, la universidad y los treintas son etapas en las cuales el sentimiento que se vive, equivale a sentirse dueño del mundo.

El tiempo pasa, y cada vez somos más viejos, con algo más de experiencia, más sabiduría y menos gastos. Se pagan las cuentas médicas, se compran los remedios, y se cubren los gastos básicos. Pero para disfrutar de los amigos, con una simple caminata, un café, una llamada telefónica, no necesitamos tanto dinero. Como es de rara la vida, las personas buscamos acumular y ganar más dinero cuando en realidad, no necesitamos tanto para disfrutar de las cosas que verdaderamente valen la pena. La cultura en que nacimos se basa en eso, en acumular cada vez más. Así crecimos y gústenos o no, algunos ahorramos para comprar la casa, pagar el carro, y cubrir los gastos de los servicios y demás, y tratar de ahorrar el remanente (si lo hay). Cuando ya hemos acumulado lo suficiente, viene el retiro y muchas veces ya es muy tarde, pues no tenemos la salud ni la energía para disfrutar como quisiéramos. Es cuando caemos en cuenta, de que de nada sirve tanta acumulación.

Se debería nacer con dinero y morir pobre, pues cuando se es viejo este de poco sirve, ya las ganas de hacer las cosas no están, el ánimo tampoco y es muy poco lo que se puede hacer. Cuando se está cerca de la hora final, poco importa si se tiene mucho en el banco. Queda solamente la familia y unos cuantos amigos con quienes nos vemos. Al ser la vida finita, cada vez las personas se van quedando más solas. Así es la vida, son muy pocos quienes mueren trabajando. En lo personal, cuando escuchaba decir a alguien que se quería morir joven, pensaba que estaba loco quien manifestaba ese deseo. Con el paso del tiempo, debo decir que los entiendo cada vez más. La muerte puede durar muy poco si llega de repente, pero otra cosa es padecer una penosa y larga enfermedad.

El año se acabó, así como la vida se acabará algún día; mientras eso sucede, no queda más remedio que vivir de la mejor manera la vida. La cual, a unos sonríe y a otros no tanto. Como bien dice el dicho, lo único seguro en la vida son la muerte y los impuestos.

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