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El silencio de Vargas

Ernesto Macías Tovar
03 de julio de 2013 - 07:09 a. m.

“El silencio es más elocuente que las palabras”; sin embargo, en ocasiones esa elocuencia queda al arbitrio de quien la quiera interpretar, especialmente ocurre en la política; y en ese caso es mejor acudir a las palabras porque “el silencio otorga”.

Pareciera un juego de palabras pero, si se aplica a la realidad cobra sentido. Para el caso, es preciso indagar por la opinión de Germán Vargas Lleras, después de haber dejado el Gobierno, sobre temas fundamentales que tuvieron su origen allá y que, se entiende, fueron aprobados o consentidos por él como ministro. Y no son de poca monta. Por ejemplo: la legitimación de las Farc en el contexto internacional y el recrudecimiento de la violencia; la amistad del Gobierno con la dictadura venezolana; y la indolencia con el caso Gramalote, entre otros. En éste último, porque Vargas orientó y manejó la política de vivienda del Gobierno. ¿Qué dirá hoy?

Y, ¿por qué Vargas?, muy sencillo; debido al silencio que hasta hoy mantiene, tal vez, porque está de vacaciones. Pero ya es hora de escuchar su opinión sobre aquellos temas tan álgidos que contrastan con su posición radical cuando fue senador.

En un debate (2006) el senador Vargas, afirmó: “…no puede haber negociación política con las Farc. Hay que terminar con ese problema”. En su intervención mostró mapas en donde estaban los campamentos de las Farc en Venezuela, y denunció el tráfico de estupefacientes de esa guerrilla por el territorio vecino. Pero, guardó silencio como ministro y, en especial, cuando su nominador el presidente Santos sentó a la mesa con las Farc a su Gobierno, del cual Vargas hacía parte.

Así mismo, todavía retumba en el Capitolio la voz erguida del entonces senador Vargas, revelando (marzo de 2008) la carrera armamentista de Venezuela. Advirtió, como un grave peligro que el gobierno vecino se armó con equipos de alta tecnología; dijo, sin ambages, que militares Chavistas eran “entrenados para atacar a Colombia y apoderarse de parte de nuestro territorio”; como prueba, denunció que Venezuela había comprado a Rusia 100 mil fusiles calibre 7,62 (el que usa las Farc); reveló la adquisición de 4 submarinos Kilo y 50 aviones de combate Sukohi-30, y explicó que los submarinos tienen capacidad de controlar el Caribe y los aviones pueden llegar en 28 minutos desde Maracay hasta Bogotá para arrojar bombas de 1500 kilos. Y, acuñó estas frases: "Uno no puede aceptar que el vecino le estacione un tanque en el garaje". Y remató: "Estamos frente a amenazas ciertas y hemos sido objeto de agresiones permanentes desde hace varios años. Los agredidos hemos sido nosotros, no somos un país agresor". Pero, a pesar de esto, Vargas también guardó silencio durante el tiempo que estuvo al lado del presidente Santos, quien considera al Chvismo como su aliado y “mejor amigo”.

Entonces, no es bueno que Vargas permita interpretaciones de su silencio. Muchos podemos pensar que quien calla oculta algo o tiene un complejo de culpa frente a los hechos. Más aún, tratándose de una de las cartas de Santos si no se presenta a la reelección. “El silencio es como el viento: atiza los grandes malentendidos y no extingue más que los pequeños.”, Elsa Triolet.

@emaciastovar

 

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