Colombia está viviendo tres grandes transiciones o, tal vez, cuatro. La primera transición es el fin del uribismo: el país está entrando en la época de posuribismo. Eso significa que el jugador más importante en política en los últimos 20 años está de salida y, por ello, el mundo político esta revuelto. La segunda transición es el mundo pos-Farc. También, la exguerrilla de las Farc fue un actor político importante. Al final, el presidente era puesto por el ambiente frente a la paz o la guerra, y la gran mayoría de políticos los utilizaron como el fantasma que había que vencer y decían que, en esa guerra, todo se debía perdonar. La tercera transición, la más importante, es el cambio en el censo electoral. El boom demográfico termina en Colombia y muchos jóvenes están logrando la mayoría de edad. Esto tal vez sea el principal motor del cambio político: una generación nueva que quiere transformar la política. El paro nacional fue la mejor muestra de ello.
Habría una cuarta transición y es un país que esta asqueado de la corrupción y de las prácticas políticas que por años impusieron las élites tradicionales. Estas cuatro transiciones van a llevar a que el país salga a votar masivamente en contra de los clanes políticos tradicionales que siempre se han robado a Colombia. Será tanto el desespero de los políticos tradicionales que están cambiando las reglas de juego para participar en política. Por un lado, modificaron la Ley de Garantías, seguramente con la intención de inundar de plata pública las elecciones y comprar votos. En segundo lugar, no hay garantías de trasparencia electoral en la Registraduría: el registrador, Alexander Vega, no quiere permitir auditorías a los softwares electorales. Por último, los órganos de control y la fiscalía parecen la policía política del Centro Democrático para perseguir la oposición.
A pesar de la situación del país, soy profundamente optimista del futuro y creo que Colombia va a comenzar a cambiar. Si no estuviera convencido de ello y de mi papel para aportar a ese cambio, no habría tomado la decisión de participar en las elecciones del 2022. Particularmente, como candidato al Senado de la República.
A Fidel Cano, Élber Gutiérrez y a todo el diario, solo agradecimiento y respeto. Emprender una nueva vida nunca será fácil, pero lo hago convencido de estar del lado correcto de la historia. A mis lectores les agradezco y les diré que mi papel de investigar y denunciar se seguirá haciendo.
Hasta pronto.