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Escuela de cine en Caicedonia: el brío de su gente

Arturo Guerrero
19 de abril de 2024 - 09:00 a. m.

A partir de 1998, tuvieron lugar en Caicedonia, Valle, unos encuentros de escritores, convocados por Manuel Tiberio Bermúdez con la tozuda etiqueta de la paz. Ponencias magistrales, charlas con colegiales, actos culturales, en fin, lo usual en estas reuniones.

Tiberio, periodista y escritor, es un líder que mueve montañas. Se trasladó a Cali, donde continuó con la energía ya sembrada en su terruño.

En uno de esos eventos una estudiante de bachillerato acompañó a un escritor hasta la tumba de su abuela. Iba conmocionada al cementerio, pues le guardaba alto aprecio a su pariente. Hablaba y hablaba, para que el visitante se llevara un alto concepto de su pueblo. Tiempo después, ya bachiller, se mudó a Cali y su vida irradió. Conoció el cine y a alguien que respira cine desde los años setenta.

Pakiko Ordóñez, cofundador de la Casa de la Cultura Ciudad Solar y ganador en diciembre de 2022 del premio a la Vida y Obra en el área de Artes Audiovisuales, de la secretaría de Cultura del Valle, se encontró con Yully Ruiz la bachiller de Caicedonia, y ninguno intuía lo que la ventura les reservaba.

Ella estudió Artes Plásticas, se formó como maestra cineasta documentalista, aprendió cinematografía al lado de Pakiko. Se casaron, fundaron la Escuela de Cine de Cali hace 20 años, trajeron al mundo a Lautaro, hoy estudiante de violín. Siempre impulsiva desde su pelo largo recogido en dos cascadas laterales, y una sonrisa de pantalla grande.

Ni él abandonó nunca el cine ni ella le dio la espalda a su terruño donde yace su abuela, donde aprendió a escribir con lápiz y a imaginar el mundo. Hace tres años se fueron a vivir a Caicedonia. Ella corrió a la escuelita del barrio Zúñiga donde hizo su primaria y la encontró en escombros. Muros carcomidos, baños en desastre, cancha de baloncesto calamitosa, suciedad, abandono.

Nadie los detuvo. El mismo ojo que Yully proyectaba desde su pupitre de tercero de primaria, a los ocho años, fue lanzado sobre esas ruinas vislumbrando una Casa del Cine para las Artes. “Y nunca solté mi lápiz”, dice hoy. El incesante empuje de Pakiko, trasladado ahora a un pueblo cafetero de 30 mil habitantes, logró que a finales de 2021 un Acuerdo modificara la destinación de la escuela y que esta, en 2023 le fuera entregada en comodato a la Escuela de Cine.

Manos a la obra. La derruida casa de un piso fue sometida a limpieza y reconstrucción, la airearon con ventanas, la pintaron de luz, pavimentaron un puente sobre la quebrada cercana donde arreglaron muros amenazantes. La comunidad se unió, las Empresas Públicas y otras entidades vallunas enviaron expertos y trabajadores. El recinto recibió el museo personal de cine de Pakiko.

Así es Caicedonia, llamada ‘Centinela del Valle’, pues desde sus montañas se avista el departamento. Así es el brío de su gente, como lo demuestra también el escritor Carlos Alberto Agudelo, creador y director de “ZWAAN”, revista bimestral de literatura y arte con las carátulas más asombrosas del país.

arturoguerreror@gmail.com

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FERNANDO(sv6gc)19 de abril de 2024 - 11:25 p. m.
Esta clase de CIUDADANOS en todos los ámbitos de la sociedad es la que necesita nuestra amada Colombia y no Petros y Uribes , falsos mesías, que en su megalomanía y corrupción la han llevado a la postración. PETRO EL URIBE DE LA IZQUIERDA Y URIBE EL PETRO DE LA DERECHA.
Fernando(01465)19 de abril de 2024 - 02:17 p. m.
¡Qué bueno leer sobre estas realizaciones tan positivas. Gracias!
María(11708)19 de abril de 2024 - 01:12 p. m.
Gestores culturales que construyen grandes proyectos en sus terruños, con tenacidad , dedicación e inteligencia!!!
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