Publicidad

Punto de quiebre en la paz

Cristina de la Torre
23 de abril de 2024 - 09:05 a. m.

Le llegó su hora a la paz: o se malogra en ciclos de violencia sin retorno o triunfa del cerco que amigos y enemigos le han tendido. De las equivocaciones de la Paz Total, por un lado; y por el otro, del cañoneo de todos los armados que convirtieron a Colombia en “una siniestra fábrica de víctimas”, a cuya vera se amasaron sin dolor capitales inmensos. Expresión de Gabriel Cifuentes Ghidini, autor de libro La Paz en su Laberinto, que todos deberíamos leer y apartes del cual me permito glosar aquí. Reflexión de hondo calado sobre el conflicto que arroja nueve millones de víctimas y cientos de miles de colombianos asesinados o desaparecidos.

En este, su último capítulo, la crisis de orden público y la tímida presencia del Estado en los territorios más flagelados arrojan a la población en brazos de grupos criminales que se expanden en proporción directa al apocamiento de la Fuerza Pública. La paz suscrita en La Habana que el mundo aplaude y este Gobierno debía consolidar, pende de un hilo. Una calamidad. Porque ella no se contrajo a la mecánica de la reincorporación sino que diseñó soluciones a los problemas que dieron lugar al conflicto. El Acuerdo de 2016 es virtual modelo de desarrollo enderezado a vencer la exclusión y las desigualdades, y gravita sobre sobre ejes de participación política, reforma rural y combate a las economías ilegales.

De cuatro factores depende la Paz Total, señala nuestro autor: pleno reconocimiento de los Acuerdos de La Habana y su implementación; elaboración de un marco legal claro y fijación de tiempos para la negociación; fortalecimiento de la presencia militar y social del Estado en los territorios, y avance en una reforma a la justicia capaz de responder a la nueva ola de violencia. No puede el Estado renunciar a su deber de salvaguardar la seguridad y el orden público; ni cese el fuego significa abandonar comunidades a su suerte. Urge un modelo de seguridad preventiva por acción del Estado, complemento de la seguridad reactiva de la Fuerza Pública.

En el diálogo con el ELN no se vislumbra aún una salida a problemas cruciales como cese de hostilidades, desarme y reincorporación: ha dicho él que no entregaría las armas. Mas, “lejos de (sus) pretensiones estrafalarias, será inevitable la entrega de las armas, el compromiso de no seguir delinquiendo, la reparación a las víctimas y el aporte a la verdad”, apunta el autor: son esas las condiciones de la ley, de la Constitución y del derecho internacional.

A su pretensión de incorporar reformas sociales conforme avanza la negociación, acota Cifuentes que la Constitución y el Acuerdo de 2016 abrazan ya el espectro de cambios deseables. Le resulta inconveniente avanzar en acuerdos parciales sin haber cimentado antes un pacto de base ni depuesto las armas; y, peor aun, que un actor todavía en armas lidere diálogos sociales en paridad de condiciones con el Estado. (Cogobierno armado, aventuramos aquí).

Reprocha Cifuentes a la insurgencia el haber sepultado su ideal político en las economías ilícitas, panacea de todos los armados y políticos que produjeron “una orgía de sangre y fuego”. Si la subversión se transformó en “horda criminal”, la asociación del Estado con el paramilitarismo y horrores como los falsos positivos comprometieron su legitimidad. Pasó el Estado del irrespeto a las reglas de la guerra a la inacción. Unos y otros habrán de rendir cuentas, ya nadie podrá saltarse las pruebas de la verdad y la justicia.

Cuando parece la paz enfrentar un punto de quiebre, responde el comisionado Patiño a nuevas realidades de la guerra y vira hacia la territorialización de negociaciones. En Nariño se conversa ya con quienes sí quieren la paz.

Cristinadelatorre.com.co

Temas recomendados:

 

Usuario(88872)24 de abril de 2024 - 04:17 p. m.
El suscriptor José por lo que se lee de él es amante de la violencia, critica a la periodista más profesional, y de inmensa ética, Cecilia Orozco, con platitudes... Por este tipo de seres, Colombia es un país roto como dijo el padre Roux, o si se guardara un minuto de silencio por cada una de las víctimas de la violencia nos demoraríamos 17 años... Vaya... vaya el desalmado José...
José(70717)24 de abril de 2024 - 02:50 p. m.
Lloviendo sobre mojado. Hay que seguir negociando con el ELN de las regiones, llegando a acuerdos sobre la paz regional, dándole espacios de poder a la guerrilla y a las comunidades, para ir desbaratando al ELN paso a paso, parte por parte, sencillamente porque esa es su estructura militar: una guerrilla confederada, donde no hay un mando vertical, luego no hay otra manera de enfrentar la negociación con esta guerrilla.
Arkanos(kwupp)24 de abril de 2024 - 01:46 a. m.
¿Estaremos condenados para siempre a redactar acuerdos que nunca cumplimos? (Verbigracia, la Constitución del 91 y el Acuerdo de Paz con las FARC-EP?...🔥
Edgar(40706)24 de abril de 2024 - 01:26 a. m.
Lo comparto totalmente.
MRLL(hwcm7)24 de abril de 2024 - 01:21 a. m.
Apreciada columnista. No olvide que el señor Duque hirió la paz de muerte en contubrenio, enter otros, con el infame Barbosa
Ver más comentarios
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar