Se desploma el empleo

Estamos en una economía en desequilibrio de ahorro inferior a la inversión, de oferta menor que la demanda agregada. No se cumple la ley de Say. Se pretende enfrentar con un modelo de equilibrio que sube la tasa de interés, revalúa el tipo de cambio y baja la tasa de ahorro. Se configura un círculo vicioso en el cual el ahorro contrae la producción y la producción contrae el ahorro.

A la luz de los hechos factuales que revelan que la tasa de interés sube, el tipo de cambio se revalúa y la tasa de ahorro declina, no había más opción que un modelo de desequilibrio que bajara la tasa de interés real y devaluará la moneda en forma directa.

Como lo anterior no se hizo, la economía se precipitó en un estado de oferta agregada menor que la demanda agregada. Se quebró la igualdad entre la oferta y la demanda de la economía, con políticas como el alza de la tasa de interés real y la revaluación del tipo de cambio.

La economía opera por debajo del potencial. La igualdad solo se puede alcanzar con un modelo de desequilibrio que aumente la oferta, como bajar la tasa de interés, devaluar la moneda, y así aumentar la tasa de ahorro.

Las soluciones que reducen el ahorro son ineficientes e inequitativas, y más, insostenibles.

El cálculo de las cuentas nacionales por el lado de la oferta resulta inferior al cálculo por el lado de la demanda. El producto nacional es determinado principalmente por la ocupación laboral y la tasa de ahorro. El sistema se precipita en colapso y tiene su manifestación más clara en la suma del déficit fiscal y el déficit en cuenta corriente, que significa una caída de la tasa de ahorro de más de 30% con respecto a la tendencia histórica.

La oferta de la economía, representada por la producción, crece por debajo de la demanda. En la actividad económica, el producto nacional estimado por el lado de la demanda, sobrestima el valor real de la producción. El crecimiento económico es muy inferior al reportado por el DANE, que llegó a 0.6% en 2024.

La igualdad entre la oferta y la demanda no resulta del mercado. Solo se puede alcanzar con acciones de economía positiva basadas en los hechos factuales, como la devaluación de la moneda y el alza de la tasa de ahorro. De otra manera, predomina la economía de oferta. La economía de demanda solo se puede lograr con la intervención del Estado por el lado de la oferta, como es elevar la tasa de ahorro con intervención cambiaria y monetaria, y más, por la última.

Estamos en una economía de oferta que solo se puede enfrentar con el instrumental de oferta, como bajar la tasa de interés y devaluar la moneda en forma directa. En la práctica se consigue con el modelo económico que recomendé insistentemente durante dos años, de bajar la tasa de interés en términos reales y devaluar la moneda.

Lo que se requería era un modelo de desequilibrio que redujera la tasa de interés y devaluara la moneda, y así elevar la tasa de ahorro. En su lugar, la economía quedó abocada a la elevación de la tasa de interés, revaluación de la moneda y baja de la tasa de ahorro. Luego, en razón de la alta complementariedad, baja sustitución entre capital y trabajo, se precipitó la fuerte contracción del empleo, que aparece registrada en las cifras del DANE correspondientes a marzo. Se quebró la igualdad entre la oferta agregada, determinada por el empleo y la tasa de ahorro, y la demanda agregada determinada por la inversión, y la suma del déficit fiscal y en cuenta corriente. En otros términos, se configuró un estado de ahorro inferior a la inversión que no puede enfrentarse con los instrumentos de mercado, como subir la tasa de interés y revaluar el tipo de cambio. Solamente se puede evitar con la intervención del Gobierno que baje la tasa de interés real y reduzca el crédito real.

En términos simples, tenemos una economía de oferta, que como lo dice su nombre, la oferta es menor que la demanda, el ahorro menor que la inversión. Lo que se requiere es un modelo, basado en los hechos factuales, que muestran que la tasa de interés sube, el tipo de cambio se revalúa y la tasa de ahorro desciende. No hay otro camino que un modelo de oferta, que aumente la oferta y eleve el ahorro por encima la inversión.