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Era muy humano que los dioses no se llevaran bien

Fernando Araújo Vélez
07 de abril de 2024 - 02:10 a. m.

Y de repente una frase, el pasado de esa frase, quien la escribió, Wolfgang Goethe, y sus motivos y sus elecciones, sus razones de ser e incluso de no ser, me llevaron a dudar de casi todo lo que me habían dicho en la vida. De lo que leía a diario en los periódicos, de lo que escuchaba en las reuniones, que eran una amplificación de lo que decían los diarios. De aquello que se multiplicaba una y otra vez con rimbombantes avisos de publicidad, siempre tan interesados y salpicados de falsas promesas y más falsos paraísos, y en fin, de lo que veía en los lugares por donde pasaba. Dudé de las grandes victorias, del éxito, de las metas, e incluso de los inmortales.

Dudé del llegar, del terminar, del sellar, del firmar y del cerrar. Dudé de lo dado. “Que no puedas llegar es lo que te hace grande”, decía la frase de Goethe. Me la había encontrado en un libro de perfiles que escribió Stefan Zweig sobre Dostoievski, Balzac y Tolstoi. La subrayé con un lápiz de trazo muy tenue. Después la escribí en una libreta que me había regalado años atrás una amiga, en cuya portada había un dibujo de Sherlock Holmes. Más tarde caí en cuenta de que la lupa y la pipa y el mismo Holmes confirmaban la frase de Goethe. Eran una especie de homenaje a la búsqueda, al escarbar, al ver relaciones de causas y efectos hasta en el más diminuto de los detalles.

Pasado un tiempo, recordé que en unos textos, Jorge Luis Borges le comentaba a Adolfo Bioy Casares que Goethe tenía una fama universal y misteriosa, y que no solo era por sus obras, sino que era considerado como un sabio, “una suerte de Confucio o de Buda”. Leí y volví a leer varias veces aquellos pasajes. Los subrayé con el mismo lápiz con el que había subrayado la frase de Goethe. Después de lo de Buda y Confucio, Borges añadía que “los versos franceses e ingleses de Goethe eran muy malos”, y luego agregaba que “sin duda habría algo en su personalidad muy poderoso, que no llegaba a los libros”. Al final, cuando cerré el libro, empecé a concluir que era muy humano que los dioses no se llevaran bien.

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com

 

Chirri(rv2v4)07 de abril de 2024 - 06:45 a. m.
Compa Ferna, usted se eleva a lo bien profundo y ajá, eso le pasa a lo que leen en detenimiento universal.
Gines de Pasamonte(86371)07 de abril de 2024 - 03:13 p. m.
Hay un libro que me pareció interesantísimo, tal vez lo has leído: “Conversaciones con Goethe” de J.P. Eckermann
  • Pedro Juan Aristizábal Hoyos(86870)07 de abril de 2024 - 10:48 p. m.
    Gracias Gines
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