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Recuerdo de Fernando Soto Aparicio

Gustavo Páez Escobar
20 de mayo de 2023 - 02:00 a. m.

Celebro que el escritor y periodista caldense José Miguel Alzate se haya acordado de Soto Aparicio en los siete años de su muerte, ocurrida el 2 de mayo de 2016. Días atrás, el 11 de diciembre de 2015, había publicado yo la nota El atardecer de Soto Aparicio, que guardo en mi página web seguida de sentidas expresiones de pesar. Transcribo algunas de esas voces de solidaridad frente a la infausta noticia que se veía llegar:

“Despides bellamente a un ser humano muy valioso y valiente. A un escritor que honra las letras de nuestro país” (Esperanza Jaramillo, Armenia). “No entendemos la muerte y, a veces, cuando alcanzamos a estar listos para irnos, nos hemos dado cuenta de que no entendimos lo que vivimos. Por el amigo que se está yendo, un abrazo estrecho de gratitud (Gustavo Álvarez Gardeazábal, Tuluá). “Qué triste debe ser escribir una nota para despedir a un amigo, pero también satisfactorio hacerle el reconocimiento público de los méritos cuando está aún vivo” (Eduardo Lozano Torres, Bogotá). “Qué valentía la de Soto Aparicio. Coger al toro por los cuernos. Examinar el dolor mientras se sufre. Eso para mí es heroísmo” (Gloria Chávez Vásquez, Nueva York). “Dolorosa la noticia y admirable la valentía de Fernando para enfrentar lo irremediable. Está dándole la cara con el arma que mejor conoce: la literatura” (William Piedrahíta González, Miami).

Como dice José Miguel Alzate, hoy están en el olvido grandes figuras de la literatura colombiana. Entre ellas, Eduardo Caballero Calderón, uno de los escritores más prestantes que ha tenido el país, quien hace poco fue recordado a través de Siervo sin tierra y de una serie de crónicas televisivas sobre la hacienda de Tipacoque.

Cuando falleció Soto Aparicio, me hicieron una entrevista y en ella me preguntaron cuántas obras de su larga producción pensaba yo que se salvarían del olvido, y respondí que no más de tres o cuatro. Entre ellas, La rebelión de las ratas, su creación cumbre –de eterna memoria–, que escribió a muy corta edad y que por ironía fue la que le abrió las puertas de la fama.

Lo mismo ocurre con Álvarez Gardeazábal respecto a Cóndores no entierran todos los días. En realidad, no se necesita sino una obra para pasar a la inmortalidad, y esto nos lo enseña Juan Rulfo con su imperecedera novela Pedro Páramo, de minúscula brevedad –apenas cien páginas–, en la que aprendió García Márquez a ser novelista.

Cuenta el periodista caldense que encontró en una librería de Ibagué el libro Fernando Soto Aparicio frente al espejo, de Caza de Libros, donde aparecen comentarios de varios escritores, entre ellos uno mío. He escrito muchos artículos sobre Soto Aparicio. Durante largo tiempo mantuvimos una estrecha e inquebrantable amistad. No puedo olvidar que fue él quien llevó a la televisión, en 1987, mi novela inaugural Destinos cruzados, que escribí a los diecisiete años. Con ella inició RCN sus telenovelas nacionales. Y a través de ella refrendo este conmovido recuerdo.

escritor@gustavopaezescobar.com

 

CARLOS(6qrc5)21 de mayo de 2023 - 12:39 a. m.
Excelente.
Mario(196)20 de mayo de 2023 - 07:27 p. m.
Las ferias del libro se volvieron eventos para venderle lo de afuera a colombia en lugar de vender colombia al mundo. Porque sino se trae un extranjero, no estamos a la altura! diran los organizadores. Debieran los escritores nacionales crear una feria del libro de Colombia para Colombia donde se reunan y discutan y podamos todos aprender de la historia literaria del pais.
Carlosé Mejía(19865)20 de mayo de 2023 - 02:45 p. m.
Fernando Soto Aparicio nació en Socha, al norte del departamento de Boyacá, pero su familia se trasladó muy pronto a Santa Rosa de Viterbo, así que allí pasó sus primeros años. Su prolífica obra explora todas las facetas sociales posibles y representa las relaciones de las personas con el poder casi siempre esquivo y corruptor.
Carlosé Mejía(19865)20 de mayo de 2023 - 02:37 p. m.
Fernando Soto Aparicio escribió posiblemente sesenta libros entre novelas, ensayos y poesía (¡qué barbaridad!). Hay ocho de ellos que resultan indispensables para el lector promedio: La Rebelión de las Ratas, Los Bienaventurados, Mientras Llueve, Puerto Silencio, Proceso a un Ángel, Después Empezará la Madrugada, Viaje a la Claridad y Hermano Hombre.
Carlosé Mejía(19865)20 de mayo de 2023 - 02:27 p. m.
Muy válido recordar a Fernando Soto Aparicio, un escritor sensible y comprometido con la sencillez de su pueblo, un gran boyacense, un buen ser humano. Pero me atrevo a corregir al columnista: no solo La Rebelión de las Ratas merece un sitial dentro de la literatura colombiana contemporánea porque hay por lo menos otras cuatro obras del autor que se lo merecen de sobra.
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