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Insomnio en el invierno nuclear

Héctor Abad Faciolince
14 de abril de 2024 - 09:05 a. m.

Hay libros que te quitan el sueño por su belleza. Otros que no te dejan dormir porque uno quiere saber qué va a pasar, pero hay algunos libros que producen insomnio por lo aterradoras y convincentes que son sus conclusiones. Esto último me pasó con un libro que acaba de salir (el 26 de marzo) y que su autora, Annie Jacobsen, resumió en una larga entrevista con The Guardian. Sus palabras relatan, en un relato bien documentado, una película de terror. El título del libro es Nuclear War: A Scenario, o bien, Guerra nuclear: un escenario.

Jacobsen, una experta en armamentos, investigó el tema durante diez años, y se basa en numerosas conversaciones con oficiales de seguridad del más alto nivel, ya retirados, y en gran cantidad de documentos parcialmente desclasificados. El libro parte de una hipótesis muy simple: los satélites de vigilancia de Estados Unidos detectan el lanzamiento de un misil supersónico con cabeza nuclear que se dirige a un blanco específico, digamos Washington.

Vamos a suponer que Putin no es el demente que parece ser. Supongamos que, conocedor de las consecuencias, Putin no haría esta locura. Jacobsen propone un escenario menos improbable: el que ordena disparar ese misil obedece al nombre del “brillante camarada” Kim Jong-un, tirano absoluto de Corea del Norte, la última potencia nuclear de nuestra triste Tierra. Se estima que esta monarquía dispone de unas cincuenta armas nucleares. Otra cosa: una ley aprobada por la Asamblea Popular Suprema en 2022 estableció que en caso de un “ataque militar contra la cúpula o el sistema de mando y control nuclear, los ataques nucleares contra el enemigo se lanzarán automáticamente”.

Un protocolo de reacción también casi automático existe en Estados Unidos. El misil coreano se tarda una media hora para llegar al blanco, pero incluso antes de que aterrice y destruya la capital, el presidente de Estados Unidos debe resolver –tras los seis minutos que se supone se requieren para encontrarlo, despertarlo y contarle–, en los diez minutos siguientes, si se activa o no ese protocolo de reacción establecido. Este consiste en el lanzamiento masivo de un determinado número (entre 12 y 50) de misiles balísticos intercontinentales, los Minuteman III. Estos se dirigen, inicialmente, a destruir toda la potencia nuclear de Corea del Norte.

Pero surge un problema. Mientras el misil nuclear coreano cae en Washington (o a lo mejor logra ser interceptado, no sé) la respuesta atómica norteamericana debe atravesar el espacio aéreo de Rusia, ya que por el rango limitado de los Minuteman III no hay otra ruta. Naturalmente hay que advertirle al gobierno ruso que los misiles no van dirigidos contra ellos, sino contra Corea del Norte por su ataque sorpresivo. Es ahí cuando el gobierno ruso (aquí Putin volvería a entrar en escena) debe decidir si les cree o no a sus adversarios de Estados Unidos. Los satélites rusos ya han detectado el lanzamiento masivo de misiles que podrían impactar a su país y, en un escenario mundial de total desconfianza recíproca, Putin ordena, refugiado ya en un búnker en Siberia, una respuesta masiva con su propio armamento nuclear.

No sé qué tan probable sea lo anterior, pero es evidente que no es imposible. Y la consecuencia de esta serie de explosiones simultáneas en varias partes del globo es lo que los científicos han llamado un ‘invierno nuclear’. Las inmensas tormentas de fuego desencadenadas por centenares de explosiones atómicas, los incendios masivos en las ciudades, generarían toneladas de hollín, nubes de humo y polvo que ascienden hasta la estratosfera bloqueando la luz solar como con una enorme manta de dimensiones planetarias. Hielo y frío en toda la tierra durante diez años, alimentos que no crecen, hambruna en todos los países, muerte, desesperación y violencia generalizadas. Quizá no todos los seres humanos desaparezcan, podría quedar un 10 %. La prehistoria volvería a empezar.

 

Jorge(69952)16 de abril de 2024 - 01:18 a. m.
Es curioso cómo, para este columnista, los Estados Unidos siempre son las víctimas o héroes del relato histórico.
José(9532)14 de abril de 2024 - 11:24 p. m.
Es ahí cuando el gobierno ruso (aquí Putin volvería a entrar en escena) debe estar seguro que sus adversarios yankees no son en absoluto confiables. Tiene todas las evidencias. El columnista no se ha percatado que los gringos con la más vil bajeza detonaron bombas atómicas en Japón y cualquier cosa se puede esperar de este estado criminal.
CARLOS(lcggj)14 de abril de 2024 - 08:45 p. m.
Sí, HÉCTOR, lamentablemente, las 4 grandes amenazas de la humanidad, están hoy más presentes que nunca: Una posible guerra nuclear; el imparable desastre ambiental; el deterioro económico y; la degradación cultural, manifiesta, entre otros, en la inhumanidad e irracionalidad de los seres humanos. ¡Que miedo!. Grato cuando usted escribe y reflexiona sobre cosas trascendentales y sin sesgos políticos.
Hincharojo(87476)14 de abril de 2024 - 07:20 p. m.
Aterrador.
Pipo Solarte(exbqo)14 de abril de 2024 - 07:09 p. m.
Ese parece ser el destino de la humanidad convertida en plaga al arrasar aceleradamente los recursos naturales y contaminar agua, aire y tierra. El desarrollo tecnológico se junta con la ambición de poder y el mesianismo de los egolatras líderes que a lo Hitler no tendrán escrúpulos para acabar con todo. La tierra en su invierno nuclear descansará de la plaga humana y los sobrevientes de nuevo a cazar con lanzas y flechas disputándose el territorio con otros sobrevivientes.
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