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La ley bipartidista de infraestructura

Juan Carlos Gómez
22 de abril de 2024 - 02:00 a. m.

El Imperio romano lo fue gracias a su impresionante infraestructura construida a lo largo de 500 años. En su plenitud, las vías carreteables cubrían 120.000 kilómetros, desde el extremo occidente (Britania) al Oriente Medio (Siria) y la costa africana del mediterráneo. 2.000 años después muchas de esas vías coinciden con lugares de gran desarrollo económico.

En la era moderna, cuando EE. UU. se conectó de costa a costa, primero con los trenes y después con las superautopistas, creó una plataforma de comercio, gracias a lo cual se convirtió en la potencia económica mundial a mediados del siglo pasado. Sin embargo, ahora gran parte de la infraestructura de ese país está rota. Muchos puentes, autopistas, puertos y ferrocarriles desplegados hace décadas ya son obsoletos, lo cual amenaza gravemente las cadenas de suministro y la capacidad productiva. Además de construir y renovar las infraestructuras, hay que adaptarlas para atender los desastres que conlleva el cambio climático: inundación de las zonas costeras, temperaturas extremas, incendios forestales y diluvios.

Con el fin de enfrentar el reto para los próximos 50 o 100 años, y recuperar el tiempo perdido, republicanos y demócratas -a pesar de la irreconciliable pugnacidad en casi todo- se pusieron de acuerdo, gracias a la tenacidad del presidente Biden. El Congreso en 2021 expidió la que se conoce comúnmente como la Ley Bipartidista de Infraestructura, la cual destina US$1 billón para invertir en múltiples y ambiciosos proyectos a través de todo el país. Se espera así reconvertir la infraestructura, cambiar los hábitos de trasporte, enfrentar los retos del cambio climático y evitar que China tome más ventaja. Su alcance y propósito son históricos, casi como lo fue en su momento el New Deal, de Franklin D, Roosevelt, que transformó a Estados Unidos y le permitió superar la peor crisis económica de su historia.

En Colombia, lo sucedido con los embalses y las líneas de trasmisión eléctrica que no se construyeron, las carreteras inconclusas por falta de cierre financiero y otras perlas, evidencian que nuestra peor pobreza es la futilidad de nuestra clase política, la de ahora y la de hace décadas.

 

Atenas(06773)22 de abril de 2024 - 02:43 p. m.
JuanC., lapidario has sido. De USA estoy ok contigo, pues, igual, allá vivo, y no desempleado; y como colombiano sí q’ he sentido las llagas de pretender ser inversionista y generar empleo, y en lo cual insisto xq’ me atormenta ver a tanto paisano, preparados y no preparados, con un futuro tan incierto, y más ahora en este infierno del sofista. La capacidad de revisión o reacción de la clase dirigente gringa sorprende. Y China hoy no pasa hoy x un buen 1/4 de hora, basta leer. Atenas.
Usuario(82535)22 de abril de 2024 - 01:23 p. m.
Mala conclusión al desgreño de 200 años le aumentas el de los dos de petro. No dices nada de la recuperación de vías mal construidas por grupo aval, tampoco te interesa lo q hace el gobierno por los ferrocarriles, ni lo de vias terciarias . Ave o murciélago de mal agüero. Estudie vago
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