El Gobierno de Gustavo Petro no está dispuesto a poner un peso en ninguna inversión que redunde en ganancia para los operadores del pésimo servicio de energía en el Caribe. Considera que suficientes salvavidas tiraron los gobiernos pasados a esos privados; por ejemplo, asumiendo su billonaria carga laboral, el servicio nunca mejoró y la salida no puede volver a pasar por el traslado de plata pública a particulares. “No podemos regalar el dinero, esa no es infraestructura pública, sino privada”, me dijo el ministro de Minas, Andrés Camacho, para esta columna. Suena razonable. El problema, la tragedia para diez millones y medio de habitantes de una región en la que se trabaja para comer y pagar la luz, es que la solución definitiva a años de mala prestación y altas facturas depende de unas inversiones para mejorar los rezagados sistemas de transmisión y distribución regional y local. Y la única que tiene la decisión política y los recursos para hacerlas ya es la nación.
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El sesgo de Petro con la luz del Caribe
31 de marzo de 2024 - 02:05 a. m.
Periodista Caribe con un gusto especial por la crónica y los reportajes sobre el poder. Autora del libro ‘La Costa Nostra’, historia no autorizada del clan Char. Ha ganado cinco premios nacionales de periodismo, incluyendo el Simón Bolívar en la categoría Periodista del año en dos ocasiones.