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Entre líneas

La última carta

Juliana Muñoz Toro
15 de diciembre de 2023 - 11:52 a. m.

Nunca me he sentido sola cuando leo. Escucho la voz de sus personajes, con sus cadencias y colores, y entonces ellos tampoco están solos aunque hablen de ausencias, como Alejandra Pizarnik: “La jaula se ha vuelto pájaro/y se ha volado/y mi corazón está loco/porque aúlla a la muerte/y sonríe detrás del viento/a mis delirios”. A veces les hablo o les pregunto cosas, como cuando intenté conocer las razones de Juan Pablo Castel, en El túnel de Ernesto Sábado. Y soy ellos, como cuando fui Felipe Montero en la casa de Aura, de Carlos Fuentes, y pude oler la sangre de cordero o espantarme con los conejos que saltaban de las habitaciones prohibidas.

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Por ese mismo sentimiento de compañía cuando uno disfruta de lo que lee no tiene más remedio que compartirlo con los demás. No conozco a nadie que busque que su autor favorito se quede en el anonimato y sea solo para sus ojos; por el contrario, lo pregona cada vez que puede, como sumando fieles a su culto literario. Así puede que algún día la obra de este sea traducida por completo, o se consigan las primeras ediciones o simplemente por el placer de volver a sus palabras.

Algo así fue lo que me impulsó a buscar un espacio para esta columna hace diez años y que afortunadamente pude encontrar en este diario. No podía quedarme encerrada en mi biblioteca con todas mis notas entre líneas y subrayados, con esas conversaciones que tuvieron respuestas, aunque fueran imaginadas. Desde entonces quise establecer un pacto con ustedes: esta sería una columna que galoparía entre la experimentación literaria y la promoción de lectura. En un país que poco lee no hace falta que alguien salga con más razones para despreciar el intento de un artista o editorial por contar su historia. O al menos, no quiero ser ese alguien.

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Quise hablar de libros, escritores, procesos creativos, géneros disruptivos y experiencias sensoriales que suscita el encuentro con la narrativa. No me interesó la crítica agresiva, sino compartir lecturas refrescantes, aunque no fueran novedades literarias. Cada libro es nuevo si hay una mirada curiosa que lo desnude.

Espero haberles acompañado en estos años y que, un poco por mi culpa, hayan leído más poesía, literatura infantil, ensayo literario y edición independiente. Ahora es el turno de otros proyectos personales que me exigen que les diga por acá: “hasta pronto, nos seguiremos leyendo”. Pueden seguirme el hilo en mi newsletter (julianadelaurel.substack.com) o en mi Instagram (@julianadelaurel). Y, sobre todo, pueden seguir perdiéndolo mientras el mundo editorial siga con buena salud y contando con lectores que ya no quieren estar solos.

 

Dagoberto(51763)17 de diciembre de 2023 - 01:41 p. m.
Gracias por tan gratas cartas, Juliana.
Isaias(83675)17 de diciembre de 2023 - 12:25 a. m.
Una lástima que te retires, Juliana.
Mario(16018)16 de diciembre de 2023 - 07:51 p. m.
Todas las despedidas son tristes, le deseo lo mejor del mundo, Dios te guíe.
Edgar(22146)16 de diciembre de 2023 - 07:24 p. m.
Es una inmensa lastima, como todas las despedidas. Adelante en todos sus visionarios proyectos. Todo va a estar mejor, excepto la columna, a unos muchos o a unos pocos, vamos a extranarle. Siempre lo mejor. FELICITACIONES
Ernesto(26335)16 de diciembre de 2023 - 02:49 a. m.
Ah que bueno que siga en búsqueda de nuevos caminos, y que suerte despedirla desde aquí con algo de nostalgia.
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