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Paulo Freire y la verdad

Luis I. Sandoval M.
05 de octubre de 2021 - 04:55 a. m.

Mi vida de educador no formal ha estado marcada por la impronta de Paulo Freire (Permambuco, 1921 – Sao Paulo, 1997). Temprano, a comienzos de los años 70 conocí la Pedagogía del Oprimido que Freire había terminado de escribir en el otoño de 1969, en Santiago de Chile, tras algunos años de cárcel y exilio.

Fue en los espacios de la Juventud Obrera Católica JOC, con fuerte presencia brasileña, donde supe de Freire, luego por los Maestros Orlando Fals Borda y Estanislao Zuleta. También Mario Peresson, Germán Mariño y Lola Cendales en Dimensión Educativa, Marco Raúl Mejía en el CINEP.

La filosofía y método condensados en su famosa sentencia: nadie educa a nadie, nadie se educa solo, los hombres se educan entre sí con la mediación del mundo sería uno de los referentes definitorios de mi praxis educativa en el SENA, la División de Educación No formal del Ministerio de Educación, Acción Sindical de Cundinamarca ASICUN-CGT, y más sistemática y regularmente en el Instituto María Cano ISMAC entre 1978 y 2005 (conformación de la CUT, 1986, asamblea constituyente, 1991), también en Redepaz a partir de su nacimiento en 1993.

Cada vez que tengo que asumir un nuevo reto educativo, siempre en equipo, siempre con adultos militantes de causas y movimientos sociales, vuelvo a Freire y siempre lo encuentro inspirador de respuestas innovadoras en circunstancias que nunca son las mismas. Hoy el reto es la formación ciudadana para la transición de la violencia multiforme a la paz, la convivencia y la reconciliación. Se trata de deconstruir la cultura del enfrentamiento y el todo vale y de construir un ethos de vida, libertad, equidad y pluralidad en una democracia que merezca tal nombre.

El país necesita prepararse para el reencuentro consigo mismo mediante la memoria, la reflexión y discusión de la verdad (o verdades), en comunidades territoriales y étnicas, y en el amplísimo espacio de una sociedad informatizada hasta los tuétanos, incluidos los conglomerados más pobres, con ocasión de la próxima aparición del Informe de la Comisión de la Verdad. Acaba de conocerse que ello ocurrirá hacia junio de 2022 por afortunada ampliación del tiempo de trabajo de la Comisión. Reto descomunal.

Freire no alcanzó a ver en plenitud este complejo contexto que lo condiciona todo en la aldea global. No obstante, su sentido de la vida humana, la individual y la colectiva, como autoconstrucción, su concepción de la educación como proceso emancipatorio y su visión del protagonismo del pueblo como sujeto de su propia liberación, siguen plenamente vigentes.

Selecciono y resalto, entonces, aquí algunos de los hallazgos freireanos que me parecen más orientadores con miras a hacerle frente a esta segunda oportunidad de paz que será la aparición del referido informe. Me sirvo para ello del libro hablado: Por una pedagogía de la pregunta, conversación sostenida entre Paulo Freire y Antonio Faundez, filósofo y educador chileno, en agosto de 1984 en Ginebra, Suiza. (Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2013).

Asumir la realidad. “Claro, estoy totalmente de acuerdo con este punto (asumir la realidad). Esta ha sido una de mis luchas, de mis exigencias, incluso antes de Pedagogía del Oprimido, en que insisto que el punto de partida de un proyecto político-pedagógico debe estar precisamente en los niveles de aspiración, en los niveles de sueño, en los niveles de comprensión de la realidad y en las formas de acción y de lucha de los grupos populares…”.

No hay verdad indiscutible. “La democracia y la libertad no anulan la rigurosidad. Al contrario, vivir auténticamente la libertad implica aventurarse, arriesgarse, crear. Las licencias en cuanto a la deformación de la libertad son las que comprometen el rigor… Mi experiencia ha sido siempre muy rica y me reconforta saber que jamás partí de la convicción autoritaria de que tengo una verdad indiscutible que imponer… Nunca dije, ni siquiera sugerí, que lo contrario de no tener una verdad que imponer era no tener nada que proponer…”.

Método. “El método para ti –dice Antonio Faundez a Paulo Freire- es un conjunto de principios que deben ser permanentemente recreados. En la medida en que la realidad otra y siempre diferente exige que esos principios sean leídos de manera distinta y enriquecidos de manera diversa… ¿Qué piensas de esto?” Freire: “Estoy completamente de acuerdo. Por eso siempre digo que la única manera que alguien tiene de aplicar, en su contexto, algunas de mis proposiciones es, precisamente rehaciéndome y no siguiéndome”.

La pregunta. Faundez: “En la enseñanza se han olvidado de las preguntas, tanto el profesor como los estudiantes las han olvidado y, en mi opinión, todo conocimiento comienza por la pregunta. Se inicia con lo que tú llamas curiosidad. ¡Pero la curiosidad es una pregunta! Tengo la impresión (y no sé si estás de acuerdo conmigo) de que hoy la enseñanza, el saber, es respuesta y no pregunta”. Freire: “!Exacto, estoy por completo de acuerdo contigo! Yo llamo a ese fenómeno “castración de la curiosidad”.

Pedagogía del riesgo. Faundez: “La pedagogía de la libertad o de La creación debe ser eminentemente arriesgada. Debemos ser osados ante el riesgo, provocarlo como única forma de avanzar en el conocimiento, de aprender a enseñar verdaderamente…” Freire: “Sin esa aventura no es posible crear. Toda práctica educativa que se funda en la estandarización, en lo preestablecido, en una rutina en la que todas las cosas ya fueron dichas, es burocratizante y, por eso mismo, antidemocrática”.

Los aspectos que se acaban de esbozar solo revelan algo mínimo sobre el inmenso aporte que puede derivarse de la filosofía y el método de Freire respecto a la exigente tarea de socializar el informe de la Comisión de la Verdad. No será un adoctrinamiento sobre una verdad incontrovertible. El Informe mismo nos indicará los temas generadores para el acompañamiento de comunidades en la fase de socialización.

Habrá diálogo de memorias. Serán diálogos, unos fáciles, otros difíciles, que no partirán de cero sino de un soporte sistematizado (transmedia y multiformato), al encuentro del cual saldrán comunidades territoriales y sectoriales dispuestas a sacar a flote, a construir ellas mismas, la memoria de su experiencia de décadas referida al conflicto y la paz.

La socialización no será una labor sobre o para las comunidades sino con ellas como sujetos colectivos y víctimas de un accidentado devenir. Opino, con algo de experiencia, que solo comunidades autogestoras de proyectos de vida en un medio hostil son las que pueden hacer realidad el aserto de que nadie educa a nadie, nadie se educa solo, las personas, mujeres y hombres, se educan entre sí con la mediación del mundo, orientación que se puede replicar en perspectivas análogas: nadie repara a nadie…, nadie empodera a nadie, nadie reconcilia a nadie…, nadie libera a nadie…

Con estas líneas elementales, pero entusiastas y esperanzadas, rindo homenaje al gran educador popular que fue Paulo Freire, en el año centenario de su nacimiento.

luis.sandoval.1843@gmail.com

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Bernardo(31155)05 de octubre de 2021 - 04:06 p. m.
Empecemos porque "la verdad" (singular-femenina), es improbable. A partir de ese supuesto...
MagoSegovia(24138)05 de octubre de 2021 - 03:35 p. m.
Quien pregunta es porque entiende, y fabuloso es para el docente, cuando lo hace el estudiante. Paulo Freire, "hoy quemado" por Bolsonaro, sigue siendo una luz para la educación.
Manuel(71479)05 de octubre de 2021 - 01:34 p. m.
Excelente comentario de Freiri, está clase de pedagogía , la pregunta, la han expuesto en Colombia, unos pedagogos Cubanos, Como la educación crítico reflexiva, Prycrea, este método, si se puede llamar así, se enuncian: cómo formular una pregunta, cuando la pregunta es más relevante que otra, comunidad de indagación ctc, creo que el ministerio de educación debe acoger este modelo.
Hernando(84817)05 de octubre de 2021 - 01:09 p. m.
Paulo Freire un gran maestro. Muy buena su columna. Tambien ha sido para mi un gran guia en mi actividad docente.
Atenas(06773)05 de octubre de 2021 - 09:39 a. m.
Descreo, por formación, de cualq. texto q' de entrada se cualifique si mismo como portador de la verdad, ¿de cuál verdad?¿La q' pregona quien lo escribe? Si la Santa Biblia es motivo de discordia, ¿por qué creer q' otro simple mortal q' defiende su cuento conceptual, no lo fáctico o concreto, la posee? Ergo, ¿Fecode sabe de tal revelación?¿Herejes acaso son?
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