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Una buena historia

Santiago Gamboa
23 de diciembre de 2023 - 02:05 a. m.

Una muchacha embarazada y su marido, hombre mayor, no encuentran alojamiento después de un largo viaje; en el único albergue del pueblo los rechazan. Les dicen que no hay habitación disponible. Lo sienten mucho. ¿Qué hacer? El hombre se alisa el bigote y mira a su mujer, el vientre hinchado, la espalda arqueada, un gesto que anuncia lo que más teme y es que el trabajo de parto está por comenzar. Mire cómo está mi mujer, ¿dónde va a dar a luz?, insiste el hombre, cansado, pero el mesonero vuelve a decir no con la cabeza y se alza de hombros. Imposible, vuelva mañana si quiere. La pareja prosigue en silencio. Hace frío y él ya no se atreve ni a mirarla. La joven se agarra el vientre con las dos manos y se muerde los labios. A la entrada del pueblo ven una cueva que contiene un establo y comprenden que esa es su única posibilidad. Entre los animales hay calor. La mujer apenas puede moverse y sobreviene el parto. Una cabra, conmovida, lame el sudor en la frente de la jovencita. El recién nacido llora, está vivo. La familia se salva.

Así comienza una de las mejores historias de Occidente: la de un nacimiento pobre que luego, tres décadas después, será víctima de una condena a muerte injusta y una cruz. Le pasó a un hombre llamado Jesús o Jesucristo, ese judío asombroso que cambió el mundo para siempre. El catolicismo argumenta que era el hijo del dios judío y que, en consecuencia, vino al mundo a salvar al hombre. Pero esto presupone cosas dudosas: ¿Puede alguien ser hijo de un dios? ¿Pudo ser concebido sin que su madre dejara de ser virgen? Y al final, haber resucitado. La interpretación de estos hechos inverosímiles nos informa, de paso, que la muerte injusta en realidad fue buscada, ya que Jesús “murió por nuestros pecados”. La religión hace su camino exegético, eso lo puedo comprender. Sin embargo, la existencia de un hombre llamado Jesús sí me parece verdadera. Alguien dotado de una suprema inteligencia, como suele pasar en la comunidad judía, y de un deseo de pasar de las palabras a la acción. Existió, sí. Pero no creo que fuera hijo de ningún dios. Nació en Belén, Cisjordania, en la misma Palestina que hoy está siendo despanzurrada por los bombardeos israelíes tras el salvaje ataque de Hamás, un Hamás errático que tanto se parece al ELN de acá, que siempre hace lo que le conviene a la ultraderecha local y que, en cambio, escupe en la mano de los moderados que buscan la solución. Pero me salgo del tema. Una pareja pobre, un niño que nace en la pobreza, la soledad y el abandono, y un establo. Una buena historia, conmovedora y humana, a partir de la cual se crea un imperio que no decae. Jon Fosse, el último premio nobel, escritor genial y, para mí, la figura del año 2023, dice en Septología: “Jesucristo vino a la Tierra para anunciar que Dios ya no es el Dios de la venganza, sino el Dios del amor, de la misericordia, en fin, para anunciar que Dios es ahora el Dios de la bendición y no de la venganza ni del castigo ni de la destrucción, que ahora es el Dios del amor, para todos los hombres, y ya no es sólo el Dios de Israel, sí…”. ¿Estará Fosse traducido al hebreo y al árabe? Ojalá que sí. Ojalá que estas sabias palabras, allá, recorran un camino, aunque sólo sea para aquellos que todavía escuchan.

 

Rebeca(80747)24 de diciembre de 2023 - 01:07 p. m.
Excelente columna !!
Edgar(40706)23 de diciembre de 2023 - 09:47 p. m.
Lo comparto totalmente.
Juan(33376)23 de diciembre de 2023 - 09:34 p. m.
Buena columna, necesaria.
Eduardo Sáenz Rovner(7668)23 de diciembre de 2023 - 07:50 p. m.
Por algo el 22% de los científicos que han recibido el Nobel son de oriegen judío.
  • Eduardo Sáenz Rovner(7668)24 de diciembre de 2023 - 12:49 a. m.
    Nelson, no es la religión. Es una tradición de estudio y trabajo de siglos. Mientras tanto los colombianos se han dedicado al trago, el narcotráfico y la criminalidad en general.
  • Eduardo Sáenz Rovner(7668)24 de diciembre de 2023 - 12:47 a. m.
    Cholombianos envidiosos e incapaces. En Colombia hay poco acceso a la ciencia porque prefieren la vida fácil y el narcotráfico.
  • Nelson(23874)23 de diciembre de 2023 - 11:59 p. m.
    Recuerdo a un "científico" colombiano que midió la inteligencia de los pueblos a partir del ranking de premios nobeles en una charla de 1980. Se le olvidaba a aquel tanto como al señor Sáenz que hay factores económicos, políticos y de accesibilidad a los recursos para hacer la ciencia y ganar los reconocimientos. La religión, nada que ver en el asunto.
  • usucapion1000(15667)23 de diciembre de 2023 - 10:15 p. m.
    Otra vez ESR y sus frases de cajón.
  • usucapion1000(15667)23 de diciembre de 2023 - 10:13 p. m.
    Claro chatito, porque la idea es premiar a los chinos , los árabes y a los rusos o, tal vez, a cualquier ciudadano del tercer mundo sin acceso a la ciencia ni a la tecnología. ¿Eres judío, eres ingenuo o, te haces?. Quién maneja las finanzas del orbe?- Piensa un segundo y aciertas.
Pedro Juan Aristizábal Hoyos(86870)23 de diciembre de 2023 - 07:24 p. m.
Buena columna. La ironía la inteligencia y la imaginación son el arma (pluma) de Santiago Gambóa
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