¿Cómo generar esperanza en el Pacífico?

Don Popo
31 de mayo de 2017 - 05:50 a. m.

Me preocupa tanto que el problema en el Pacífico sea tan grande, tan estructural, de tanto esfuerzo, que se piense que es mas fácil dejarlo así o renunciar a él. Como un juguete viejo o una empresa en quiebra...

Exigir agua potable en la región mas lluviosa del mundo parece una contradicción. Pero no es así. Aún hay que construir acueductos y alcantarillados, hospitales, escuelas y universidades de calidad, construir vías pavimentadas y fluviales que conecten los municipios del Pacífico entre sí y con el resto del país. Sería lo justo para una de las regiones llamadas pulmón del mundo, la mayor biodiversidad del planeta, que moviliza el 60 % de la economía del país, exportando café, azúcar, agua, minerales; y también el 80 % de la economía ilegal, tráfico de armas, drogas, seres humanos, y etc. ¿Desarrollarlo? Pero es una deuda histórica, impagable en un solo gobierno, dicen los de turno, por eso, como en la canción: “ni pa’lla vo’a mirá”.

¡El pueblo no se rinde! Pero, carajo, ¿cómo decirle al Gobierno y los “dueños del país” que tampoco lo hagan? Llevamos 20 días en paro, marchas y mesas de negociación, y parece que es al que primero se canse, o hasta que se naturalice y vuelva a su estado natural… ¡invisible! En el Chocó el paro se levantó (se suspendió, reafirmamos unos, hasta que se materialicen las soluciones), con compromisos de casi un billón de pesos para inversiones; pero para que haya garantías, los acuerdos deben ser de Estado más que de gobierno, para que no quede a voluntad del caudillo en tránsito, y en riesgo de recular, como lo está el proceso de paz…

En Buenaventura estamos exigiendo que se declare la emergencia social, económica y medioambiental. Es lo más estratégico pensando en que se tomen decisiones y se hagan inversiones por fast track. Pero ésta no le suena al gobierno saliente, pues el puerto conecta con el mundo y declararlo en “emergencia” podría tener un eco negativo en los mercados internacionales, espantar los transaccionistas, que previniendo riesgos se abstengan de inversiones, resintiendo la economía colombiana y en consecuencia la imagen del Nobel. Y en vísperas de elecciones...

(Por el desespero, la desilusión y el agobio, hoy resucitan enérgicos gritos de: “República independiente del Pacífico”, si no somos más para el poder que una cantera de extracción y un canal de exportación… Pero, ¿qué implicaciones trae esto?, ¿otra guerra civil? Pues ningún gigante soltaría su “gallinita”, que no tiene que alimentar ni cuidar, y le produce huevos de oro, ¡sin acabar hasta con el nido de la perra!).

No nos oponemos al desarrollo. Sabemos que el futuro económico del país es hacia el Pacífico, ya no es Europa, no es Estados Unidos, es China el polo de desarrollo económico del mundo, y Buenaventura, Tumaco, y el canal Atrato-Truandó en el Chocó son los callejones rápidos hacia éste. Y estamos de acuerdo desde que sea de adentro hacia afuera, nos integre, de manera equitativa y justa; sin masacres ni desplazamientos; respetando el territorio y la naturaleza, las culturas, la tradición, principios y valores. Un sistema en el que todos ganen es más lento, pero más seguro y sostenible.

¡Hay esperanza! Construyamos, avancemos…

 

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