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Comunidad y Desarrollo

Uriel Ortiz Soto
25 de junio de 2014 - 04:46 a. m.

El Conservatismo, desde hace muchos años venía en decadencia por culpa de quienes lo estaban dirigiendo, puesto que sin ningún pudor ni vergüenza negociaban su futuro con los gobiernos de turno, para ser simplemente un comodín de equilibrio en la balanza de participación burocrática, pero, sin ningún sentido de pertenencia y respeto por los millones de adeptos tal cual quedó demostrado en las elecciones recientemente realizadas.

Lamentablemente estos dirigentes estregaban los réditos de su partido sin ninguna autorización de las convenciones estatutarias, fue así como se constituyeron en unos dictadores y negociaban burocracia para sus familiares, amigos y seguidores de turno, siendo esta la antesala para que muchos de ellos hoy estén enjuiciados por los Organismos de Control, por casos de corrupción, doble militancia y otros delitos.

Ya que el Conservatismo en los últimos meses ha demostrado que tiene independencia e identidad, sus dirigentes deben seguir esta misma dinámica y no ser inferiores a esta causa, que empezó a fortalecerse de manera programática e ideológica, en la convención de 26 de enero del año en curso, cuando fue rescatado por quienes pretendían nuevamente encausarlo con la reelección del Presidente Santos, en calidad de “mermelados” situación que debe quedar sumamente clara a la luz de los Estatutos del partido.

En esta oportunidad no se puede caer en el formalismo, de aceptar, simplemente por ser invitados a colaborar, canjeando nuestra conciencia y forma de pensar por unas pírricas posiciones burocráticas, que a la larga no tienen ningún mensaje partidista, ni mucho menos de solución a los planes y programas de desarrollo con los cuales se identifica.

No olvidemos que los millones de conservadores dispersos por todo el País, están muy pendientes de la posición que asuman sus dirigentes en los próximos días, respecto a la colaboración del proceso de paz en el gobierno que se inicia el 7 de agosto del año en curso.

Por tal motivo, Un grupo de profesionales conservadores, hará entrega al presidente del Directorio Nacional Conservador, doctor Omar Yepez Alzate, un estudio de lo que debe ser la colaboración del Conservatismo en el próximo cuatrienio, teniendo en cuenta: la reelección del presidente Santos, con los rumores de compra de votos, la distribución de miles y miles de millones de pesos para obras, que al final no se van a ver, puesto que fueron destinados a la campaña del candidato presidente; el programa ideológico del Partido, la alta votación obtenida en la segunda vuelta del 15 de junio y las necesidades más urgentes del País, de las cuales el Conservatismo jamás puede sustraerse, antes por el contrario, aportar soluciones claras que se identifiquen con sus postulados y normas estatutarias, deben ser la prioridad.

Desde luego que nos corresponde continuar la ruta de rescate del Partido Conservador, que en la convención del 26 de enero, demostró su plena personalidad e independencia, al votar por abrumadora mayoría la opción de candidato propio, tal cual se impuso con la designación de la doctora Marta Lucía Ramírez, que demostró a toda costa ser dirigente valiosa y honesta, que no obstante los obstáculos que se le presentaron en el camino, no ahorró esfuerzo alguno para demostrar a los “mernmelados” que demandaron su candidatura, que el Conservatismo tiene identidad propia y que continúa siendo la fuerza que decide en las grandes gestas democráticas.

Son muchos los planes y programas de desarrollo que institucionalmente identifican al Partido Conservador, con los gobiernos liberales, y que mal pueden continuar manejados por ideologías que no corresponden a sus principios que están claramente delimitados por su doctrina, pero que forman parte de la gobernabilidad en todas las instancias de la vida nacional: en lo social, económico y político.

Las políticas del sector agrario, por ejemplo, con algunas excepciones, siempre han estado manejadas por conservadores, algunas de ellas, mal orientadas por falta de claridad en la composición de los acuerdos programáticos entre el gobierno de turno y el partido.

El Banco Agrario, que en los actuales meses se debate por la crisis más grave de los últimos años, debido a que está manejado con criterio político y es fortín burocrático de los “mermelados” de la Costa Atlántica, debería ser sometido a una profunda reestructuración con el fin de que empiece a cumplir la función para los cuales fue constituido. No olvidemos que siempre ha estado en manos de conservadores, pero lamentablemente comprometidos con un grupo que no son afectos a las directrices del Partido.

Las principales falencias del sector agropecuario, están precisamente en el Banco Agrario, que es de los campesinos, donde se tramitan los pequeños y medianos prestamos para el desarrollo de sus actividades, pero, que la mayoría de las veces se quedan en mitad de camino.

El Incoder: requiere también de una profunda reestructuración, puesto que desde su creación hace varios años, no ha sido más que un vendaval de escándalos y hasta la fecha aún no ha empezado a dar los resultados para los cuales fue constituido, especialmente en el régimen de tierras para la población desplazada y titulación de baldíos de los cuales estamos tan urgidos.

En consecuencia, la colaboración del Conservatismo en el actual gobierno, especialmente en lo que tiene que ver con el proceso de paz, debe ser mediante un acuerdo programático, eso de querer simplemente unos ministerios u otras posiciones burocráticas, sin que estén ajustadas a políticas acordadas previamente, a nada conduce, y simplemente continuaríamos siendo los comodines de siempre, para rellenar espacios burocráticos.

 

urielos@telmex.net.co
urielos@hotmail.es

 


 

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