Copyright vs Copyleft

Así introduce CONTEC, evento antesala a la Fiesta del Libro de Medellín, uno de los retos para pensar el futuro del libro desde las editoriales infantiles y universitarias.

Me preparo para participar del panel pensando si existe esa disyuntiva. El “Copyright” o “derecho de autor” crea un lazo legal entre obra y autor/titular otorgándole control sobre la difusión, el uso y reuso de la obra que le permita generar ingresos durante décadas. En los noventa, el software libre desarrolló una herramienta legal (licencia) “copyleft” que usa la misma ley para provocar otro efecto: si soy autor/titular de la obra decido no controlar, ofrezco mi obra al público para que la use libremente facilitando la colaboración, con la condición de que si nacen obras derivadas le incluyan la misma autorización, renuncio al ingreso copyright por esos usos.

La respuesta fue revolucionaria, no porque propusiera algo nuevo -conocimiento y cultura se han compartido siempre-, sino porque era práctica y replicable a la visión monolítica legal que se centraba en el negocio del entretenimiento y se viralizó porque la gente quería usar la tecnología para colaborar legalmente (¿le suena Wikipedia?). El copyleft, y las licencias abiertas que se derivaron de él, retaron el modelo legal usando sus propias armas, pero no plantearon su muerte sino el fin de la dictadura. 25 años después no hay una única visión sobre cómo circular, usar y reusar el conocimiento y la cultura (incluso hay formas de producción intelectual que quedan por fuera del modelo legal como sucede con lo indígena). Copyleft no es un nuevo dictador, pero, sin duda facilitó que se abriera el debate sobre diferentes formas de producción, diseminación, uso y reuso de los artefactos del conocimiento y la cultura (películas, música, textos, etcétera).

Por eso cuando piense en cómo gestionar una obra, la primera pregunta debe ser: ¿para qué? Cuando es conocimiento académico, que tiene un objetivo misional asociado a la difusión del conocimiento para el desarrollo de la sociedad, sobre todo si lo financia la academia o el dinero público, simplemente la disyuntiva no existe. El análisis debe centrarse en cómo privilegiar acceso y difusión.