¿Cuál es el afán?

Antonio Casale
05 de junio de 2017 - 02:00 a. m.

La semana pasada, y sin que nadie se percatara, la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes estuvo a punto de debatir el proyecto de ley 264 de 2017, por el cual se reforma la legislación en materia deportiva. Un tema no menor.

Sorprendidos, los representantes Ángela María Robledo y Rafael Palau, así como los dirigentes de Acolfutpro (Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales), lograron el aplazamiento del debate por considerar que el contenido no tuvo la suficiente divulgación ni sensibilización con los protagonistas del deporte.

Dicho proyecto de ley le quitaría a Coldeportes importantes funciones de inspección, vigilancia y control. Además limitaría la participación de los deportistas en las asambleas de las federaciones y, lo que es más grave, permitiría que los clubes se conviertan en SASD, lo que en otras palabras facilitaría el retorno a la década de los 80, en la que los clubes deportivos no tenían Dios ni ley, pues podían pertenecer a una sola persona. Bajo esa figura, el narcotráfico se tomó al fútbol de la época.

Sin embargo, Álvaro Gil López, presidente de la Comisión Séptima, citó a los interesados en debatir el proyecto de ley para hoy a las 9:00 a.m., como si poco menos de una semana fuera suficiente para conocer el alcance de un proyecto que pretendió pasar de agache. Huele a pupitrazo y llama la atención el afán por proceder a la mayor brevedad. Ojalá así fueran para todo.

Surgen varias inquietudes. Querían debatir el proyecto el pasado 31 de mayo sin antes haberlo discutido con deportistas, árbitros, entrenadores e incluso directivos de varias federaciones que no conocen el contenido. Ningún presidente de federación o del Comité Olímpico se hizo presente ese día. No se entiende el interés en que los clubes deportivos puedan volver a pertenecer a una sola persona, desconociendo el éxito de la medida que los obligó a convertirse en sociedades anónimas. Hoy hay 33 de 36 clubes de fútbol bajo esta figura, lo que ha permitido que cumplan con sus obligaciones laborales y fiscales, labor que costó muchos años de trabajo.

Tampoco se entiende cuál es el interés de Coldeportes para dejar de lado algunas de sus funciones principales, como aprobar los estatutos y reglamentos de las federaciones.

Y lo que es más preocupante, en el proyecto original se permitía a los deportistas la participación de un atleta con voz pero sin voto en las asambleas de las federaciones. Rápidamente lo cambiaron y le dieron a ese único personaje voz y voto, pero los más importantes de todo esto, los deportistas, consideran que eso no es equivalente a tener participación.

Colombia vive la edad de oro de su deporte, pero un paso en falso podría hacer que en vez de avanzar retrocedamos. Vale la pena ponerle freno al debate y que nos tomemos el tiempo necesario para construir un proyecto de ley que deje a todas las partes convencidas de que el interés general sea el que rige los destinos del deporte nacional, porque de la manera como lo han querido hacer sólo quedan dudas.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar