Cubilla

Iván Mejía Álvarez
04 de marzo de 2013 - 09:29 p. m.

Quien diseñó la zona pura lineal fue el profesor Ricardo de León, pero quien mejor la interpretó en el fútbol colombiano fue el uruguayo Luis Cubilla con el Atlético Nacional.

De León fue un teórico y logró montar equipos de pressing, bloques pequeños, trabajos defensivos a la pelota, olvidándose del hombre e introduciendo el concepto de la marcación zonal total. Cubilla incrementó esos trabajos y en el elenco verde encontró aventajados alumnos en Maturana y Hugo Gallego, quienes también habían estado con De León, en el Tolima, lo que les permitió llevar esas ideas tácticas, modernas para el momento en el país: eran la última versión de la eterna lucha conceptual hombre-pelota.

Cubillas era un tipo inteligente, sagaz, mañoso, pero un técnico de ideas muy claras en materia táctica. Trabajó con una camada que venía saliendo de los últimos manejos de la marcación al hombre y encontró en la zona pura lineal otra forma de ver y entender el fútbol. Y con su idea, con su concepto, logró muchos títulos, copas y reconocimiento.

La zona lineal ya no se practica en el mundo. Algunos técnicos han dejado residuos de la idea dentro de su breviario, pero hoy el fútbol se mueve en otras corrientes, algunas combinaciones de hombre con zona, marcajes a presión, pero la zona como tal, sólo referencia a la pelota, dejó de existir y ser válida.

Cubilla fue un adelantado en el país, igual que en su momento lo fue el yugoslavo Toza Veselinovich cuando trajo la preparación física intensa en la década de los setenta y cambió el molde del trabajo en el país, y como lo fue el maestro Osvaldo Zubeldía, quien implantó los marcajes personales. Técnicos que dejaron nuevas ideas, que renovaron los conceptos, que ayudaron a la evolución y crearon escuelas. Sería injusto no mencionar al doctor Ochoa, quien se renovó y trajo muchas cosas nuevas en su prolongada y triunfadora carrera.

Lamentablemente, el fútbol colombiano se mueve hoy al mismo vaivén, no hay nada nuevo, los equipos juegan todos muy parecido, nadie se atreve y la rotación de los técnicos impide la agradable sorpresa de ver cosas nuevas en materia táctica. El carrusel de los técnicos es monótono, son los mismos con las mismas, no hay nada nuevo. Los tiempos del cambio y la evolución pertenecen al pasado, casi todos se mueven con los cuatro y cinco volantes, los dos puntas, el hombre en solitario.

Falta que algún directivo entienda que afuera hay vida y que se requiere un poco de atrevimiento para traer técnicos nuevos que puedan aportar cosas nuevas. Claro que después de experimentos como Ómar Labruna e Insúa, ya nadie quiere experimentar, porque según los dirigentes es mejor malo conocido que bueno por conocer...

 

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