Publicidad

Cuidado: Locos y armados. Muy peligrosos.

Luis Carvajal Basto
21 de julio de 2014 - 03:00 a. m.

El asunto no consiste, “apenas” en establecer quien tumbo el avión malasio. ¿Cómo es posible que, a estas alturas de la civilización, armas tan terribles existan en manos de “cualquiera”.

Si fueron los separatistas  pro rusos o el actual gobierno ucraniano  será un asunto muy difícil de establecer. ¿Acaso importa? Se trata de  conflicto de intereses en un lugar en que existen muchos. Es diferente conocer de dónde salió el disparo a lo que lo motivó y, finalmente, a quien se “beneficiará” de un hecho tan desastroso y miserable. ¿Terminó la guerra fría y fue reemplazada por esta guerra sucia?

Por  estos días, en que los aviones  civiles desaparecen(¿), como el de la misma aerolínea que viajaba de Kuala Lumpur a Pekín, o son derribados, como el vuelo 17, también hemos sido capaces de descifrar los misterios del genoma humano, que nos permitirá avanzar en la cura de las enfermedades; de encontrar el bosón de Higgs, el cual determina la masa de todas las partículas del universo; de comenzar a develar, esperanzados, las posibilidades de la física cuántica, cuyas reglas difieren de las que rigen la conducta de los átomos que estudia la física clásica, iniciando una revolución sinfín ; y las impresoras 3D, con un costo inferior a 300 dólares,  no  demoran  en empezar a fabricar  órganos humanos. Frente a todos estos logros maravillosos del ser humano debemos constatar, temerosos,  que la barbarie persiste  y una vez más pone a prueba la civilización que somos.

Hechos como este, tanto como lo que ocurre en la franja de Gaza, revelan que la crisis de la política no se reduce a la pérdida de credibilidad en las democracias nacionales, fenómeno acentuado en esta era global. La cuestión de fondo es que hemos tenido, en las últimas dos décadas, inmensas transformaciones que no se corresponden, tampoco a nivel internacional, con un cambio institucional que sirva para resolver  las diferencias y consensuar unos mínimos de convivencia. Pareciera que las instituciones creadas en la posguerra, entre ellas el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la única herramienta que hoy existe y que, lamentablemente, las más de las veces se paraliza, han entrado en un periodo de franca obsolescencia que no nos hemos ocupado en resolver, dejando el camino libre a la violencia como instrumento casi único de presión y solución de conflictos: la ley del más fuerte; la barbarie.

Si no fuera porque el conocimiento y el progreso técnico guardan una estrecha relación con la capacidad de destrucción, la cosa no sería tan grave siendo, en realidad, gravísima: ¿Están las armas de destrucción masiva en manos de los mismos que derribaron el avión? ¿Si, también por error o cualquier otra razón, hacen uso de ellas a quien vamos a juzgar o a sancionar? El sábado anterior, el New York Times señaló, correctamente, que el atentado le dio alcance mundial a un conflicto regional. ¿Alguien lo duda?

Mientras somos capaces de construir esos instrumentos mínimos de gobierno, que se correspondan con esta era global, estaremos expuestos a más desastres como estos o peores. Que miedo.

@herejesyluis

P.D: el temor que sentimos ahora es el mismo que hace ya casi tres décadas llevo a García Márquez a escribir, a propósito de la posibilidad de una  gran hecatombe nuclear : “…Una botella de náufragos siderales arrojada a los océanos del tiempo, para que la nueva humanidad de entonces sepa por nosotros lo que no han de contarle las cucarachas: que aquí existió la vida, que en ella prevaleció el sufrimiento y predominó la injusticia, pero que también conocimos el amor y hasta fuimos capaces de imaginarnos la felicidad. Y que sepa y haga saber para todos los tiempos quiénes fueron los culpables de nuestro desastre, y cuán sordos se hicieron a nuestros clamores de paz para que esta fuera la mejor de las vidas posibles, y con qué inventos tan bárbaros y por qué intereses tan mezquinos la borraron del Universo…”

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar