La curva de Laffer

Hernán González Rodríguez
08 de enero de 2015 - 09:00 p. m.

La prensa mundial nos ha recordado por estos días que en diciembre de 2014 se cumplieron 40 años desde cuando se reunieron con algunos otros, para un almuerzo en Washington, el presidente Gerald Ford y sus asesores Jude Wannisky y Arthur Laffer, economista, exjefe de la Oficina del Presupuesto de Estados Unidos. La reunión se celebró, porque en ese momento se encontraban los estadounidenses al borde de una recesión.

En algún momento tomó Laffer un servilleta y trazó un eje horizontal y lo designó tasas impositivas y otro eje vertical y lo llamó recaudos en dólares, a continuación dibujó una curva que partía de cero impuestos y cero recaudos, ascendía y descendía hasta que terminaba en tasas impositivas del 100% y cero recaudos en dólares.

Esta curva acampanada no es simétrica –dijo- sirve para mostrar que a medida que aumentan racionalmente los impuestos se incrementan a la par los recaudos del gobierno; pero a partir de un porcentaje elevado de la tasa impositiva comienzan a caer los recaudos de los impuestos. Conclusión de Laffer: los impuestos exagerados frenan el crecimiento y conducen a la recesión.

Quien publicó posteriormente en el mundo académico lo acontecido durante el almuerzo aludido fue Jude Wannisky, quien con gran honestidad le reconoció la autoría a Laffer.

Desde entonces, esta forma de ver la economía se ha clasificado como “economía de oferta”. Pero ha sido censurada y ridiculizada en forma incesante y calificada como la “economía del goteo”, economía de charlatanes, no confirmada por la realidad. El despistado economista francés, Tomas Piketty, propuso en 2014 regresar a las tasas de tributación marginal del 70% para los ricos.

Pero desde los tiempos de los destacados economistas Say y Keynes, la producción o la oferta se consideran como la clave del progreso económico, el consumo y la demanda son consecuencias secundarias. Keynes lo resumió todo afirmando que “la oferta crea su propia demanda”.

Pocas escuelas económicas niegan hoy que cuando las tasas impositivas son demasiado altas, disminuyen los recaudos en dinero para los estados. La prensa estadounidense afirma que Ronald Regan demostró el realismo de la “Curva de Laffer” cuando redujo los impuestos del 50% al 28% y los recaudos se elevaron un 25% en dólares constantes entre 1980 y 1988, período de una de las mayores bonanzas en dicho país.

Salvo para la ‘escuela económica’ del presidente Juan Manuel Santos, casi nadie niega hoy que para lograr el crecimiento elevado, sostenido y generalizado, resultan indispensables: impuestos, regulación, gastos del Estado y barreras razonables para defender la producción local de bienes y servicios e invertir capital. Nada de esto parece figurar en el ‘modelo Santos’.

 

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