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De Yesid Ramírez

Cartas de los lectores
11 de mayo de 2015 - 02:00 a. m.

A propósito del artículo “Las otras verdades de las chuzadas del Das”, y las referencias que en él se hacen a mí, quiero aclarar todavía más aspectos medulares de la perversa estrategia organizada desde altas oficinas del Estado con el fin de desprestigiar a los magistrados que investigaban y condenaban el grave suceso criminal de la “parapolítica”.

Providencias de la Fiscalía y de la Corte Suprema han puesto de manifiesto las conductas ilícitas que en ese propósito se desplegaron y que, previo perdón, “por no haber motivo alguno de inteligencia” para perseguirme, presentado procesal y públicamente  por los ejecutores de esas órdenes superiores, llevaron a la condena ejemplar de mandos medios del aparato criminal por un abultado concurso delictivo.
 
La prueba judicial estableció con certeza que el DAS organizó su plan delictivo auto enviándose anónimos y con fuentes humanas habilitadas ex profeso, y emprendió una feroz cacería que abarcó investigaciones desde mis lugares de nacimiento y juventud primera, averiguando vanamente supuestas relaciones con grupos guerrilleros, cohechos y hasta participación en un atentado antiguo en contra de Uribe.
 
Como gran resultado de esa felonía ilícita, ahora penalizada, lo único que encontró el DAS fue (i) un homenaje para el que me invitaron con programación en mano los presidentes de los tribunales del Huila y su gobernador con motivo de mi elección como presidente de la Corte.
 
Y (ii) el supuesto regalo de un caro reloj rólex que apologistas en los medios del régimen de la parapolítica describen con incrustaciones de esmeraldas para magnificar el asunto, tema del análisis parcial del aludido artículo de prensa y que la sentencia judicial lo relata como falso positivo del DAS, y que en expresión de la verdad de la información, yo preciso que nunca he recibido. Y explico que en un acto semioficial en Sincelejo celebrado el 20 de enero de 2006 en el club social,  el homenajeado presidente de la corte suprema —hijo de inmigrantes libaneses— me presentó a un ciudadano, que momentos después me describió como empresario italiano de viejo arraigo en el país. 
 
El 25 de febrero siguiente visité Barranquilla con colegas  y varios magistrados del tribunal de ahí, todos firmamos el libro de visitantes, escribiendo yo mi nombre y en seguida “presidente Corte Suprema de Justicia de Colombia”, prueba irrefutable de mi buena fe. 
 
Y el 12 de marzo cuando el magistrado Quintero Milanés me confió la información que a un hijo del italiano le habían abierto unas diligencias preliminares, la Interpol me informó que no había encontrado radicación  alguna en contra de esa persona. Se probó que  a la Sala de casación penal nunca entró  proceso alguno en el que oficiara como parte procesal.
 
Públicamente pedí a mi juez que me investigara. El 14 de diciembre de 2009 el proceso fue archivado con argumentación poderosa. 
 
* Yesid Ramírez Bastidas. expresidente de la Corte Suprema de Justicia.
 

 

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