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Derecho al espectáculo

Mario Morales
06 de marzo de 2012 - 11:00 p. m.

Pero claro, nos ocuparemos del entremés del momento: el modelito usado como esclavo para promocionar a Cartagena en la feria de Anato.

Y diremos “no hay derecho” y nos rasgaremos las vestiduras al tiempo que nos declararemos libres de esa plaga que es el racismo y hasta marcharemos, de ser posible virtualmente, para manifestar el más enérgico rechazo y toda esa variedad de frases con las que solemos condimentar nuestra imagen libertaria y progresista.

Y luego nos sentaremos a esperar otra víctima propiciatoria que requiera del clamor popular para resarcir sus derechos. Mientras, regalaremos rosas y chocolates y tarjetas y detallitos creyendo que la cursilería disfrazada de coquetería es la celebración a la mujer apenas reconocida como sujeto de derechos. Peor aún, ellas contemporizarán y confundirán esta fecha con otra cualquiera con tal de que haya celebración.

Y asistiremos al desfile de conciencias tranquilizadas y resarcidas, convencidos del héroe que llevamos dentro y del éxito de las batallas libradas para conservar las especies y los derechos que alguna vez tuvieron las especies.

No importa que en el fondo eso no sirva para nada. Que nadie cambie o reflexione sobre sus ideas. Esas creencias como el racismo, esas costumbres como el machismo y esas herencias como el maltrato animal son inamovibles en este país que las exhibe en cada comportamiento y que trata de desaparecerlas en cada escándalo.

Y ya. Habremos cumplido con la tarea social de “derechos”. Lástima que no quede tiempo para conocer los rostros y los relatos de los, esos sí, 49 defensores que fueron asesinados en 2011 y de las 239 agresiones contra líderes de organizaciones de víctimas, desplazados o personas que reclaman tierras, documentadas por el Sistema de Información de agresiones contra defensores de derechos humanos, en medio de la lentitud del Estado.

Tocará pasar de afán la página del informe sometido ayer al Consejo de Derechos Humanos de la ONU y que concluye que "La desaparición forzada continúa siendo una práctica persistente" en Colombia, y la impunidad una constante.

Y cambiar el canal a la hora de registrar las nueve movilizaciones que hubo ayer para denunciar los 66 asesinatos de líderes de restitución de tierras, según el Observatorio del Conflicto Armado de la Comisión colombiana de Juristas, o el millar de manifestantes en contra de los crímenes de Estado que marchó este martes por la Séptima… Sería demasiado…

Pero eso sí, haremos respetar el derecho de discutir sobre la campaña de vender Cartagena con un ícono de la esclavitud; al fin y al cabo es sólo una puesta en escena y el modelaje y la publicidad tienen más glamour. El único error, como apuntara Vargas Llosa, sería “creer que la curiosidad perversa de los consumidores del escándalo es patrimonio de una minoría”.

@marioemorales en Twitter y www.mariomorales.info
 

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