“Desarmemos las palabras”

Aldo Civico
05 de julio de 2017 - 02:00 a. m.

Por estos días, en las calles de la Comuna 13 de Medellín, asistí a una de las mejores clases de resolución de conflictos de mi carrera, incluyendo a las que recibí y he dado en la Columbia University de Nueva York.

La primera lección me la dio un grafiti pintado en uno de los muros de la Comuna 13. Es una frase marcada por un diseño geométrico sofisticado que dice: “Desarmemos las palabras”. La historia detrás de este grafiti es fascinante y deja un aprendizaje importante.

Cuando ganó el No, un grafitero expresó su frustración sobre el resultado del plebiscito escribiendo en un muro: “Este país no quiere la paz. Solo quiere guerra”. A la comunidad no le gustó esta expresión. Por eso la borraron y la cambiaron por otra: “Lo que queremos es una paz digna”. Esta batalla de frases pintadas en un muro de la periferia de Medellín no es más que un reflejo de la polarización que vive el país alrededor de los acuerdos con las Farc.

Pero esta comunidad no se quedó en el enfrentamiento de opiniones. En lugar, se utilizó la oportunidad para generar un diálogo entre la comunidad y los grafiteros. Fue así que todos tomaron conciencia del valor de las palabras. “Así como las palabras están en la raíz de la violencia, asimismo son las palabras que desatan la paz”, me dijo el Zorro, un artista hip-hop que me compartió esta historia. Fue así que nació el grafiti “Desarmemos las palabras”.

Pregunto: ¿existe hoy en Colombia una actitud más necesaria y urgente que la de desarmar las palabras? ¿Existe hoy una responsabilidad más grande para los líderes políticos de todas las bancadas? La verdad es que hoy las comunidades tienen una cultura política más sofisticada que algunos expresidentes.

La segunda lección me la dieron Jehhico, el Zorro, B-Boy Esneider y Mike. Con colegas de la Columbia University, que están redactando un informe para las Naciones Unidas sobre prácticas de paz en Medellín, nos reunimos en la sede de la Escuela Kolacho, un reconocido centro de vanguardia e innovación para la promoción del hip-hop como estilo de vida y como fuerza de transformación social.

Mis colegas les preguntaron cuáles son los ejes para transformar el conflicto e interrumpir la violencia que se vive hoy en áreas urbanas alrededor del mundo. Para responder, los artistas generaron una lista de palabras claves, cada una es el reflejo de vivencias y prácticas desarrolladas en un contexto marcado por la violencia y el dominio criminal, como lo fue la Comuna 13.

Estos artistas reconocen en la práctica de la aceptación y el respeto, del compartir y del crear, del hacer memoria y del saber perder, los ejes centrales de una forma de ser y de construir comunidad que son una alternativa poderosa a los falsos valores que instigan a la violencia, la división y a la enemistad.

Para estos jóvenes estas palabras no son ni mera teoría ni buenos sentimientos. Más bien, son prácticas consolidadas que nacen de mucho dolor compartido. Son palabras generadas por el desarme de las mentes, y que finalmente pueden más que cualquier sofisticada y tecnificada estrategia de seguridad. En aquellas palabras y actitudes culturales está el futuro de la paz de Medellín y de Colombia.

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