Descansar

Antonio Casale
21 de julio de 2017 - 02:00 a. m.

Chelsea fue campeón de Inglatera con una considerable distancia sobre sus rivales en la Premier League. Roger Federer, a punto de cumplir 36 años, está firmando una de sus mejores temporadas ganando dos Grand Slams y dos Masters 1.000. Lo propio sucede con Rafael Nadal, que  a sus 31 volvió a ganar Roland Garros. Rigoberto Urán y Chris Froom pelean cabeza a cabeza el Tour de Francia en un final electrizante. Todos tienen en común algo, en su planeación estratégica de competencia para este año incluyeron como factor fundamental el descanso.

Chelsea no compitió en la Champions League y rotó su nómina para las competencias alternas a la Premier dando un descanso en promedio de seis días a sus figuras. Federer descansó los últimos seis meses del año pasado y en 2.017 después de ganar en Australia, Indian Wells y Miami estuvo sin competir casi tres meses perdiéndose la gira de polvo de ladrillo antes de reaparecer sobre el césped para lograr su gran objetivo del año, ganar Wimbledon. Nadal no compitió en los últimos cuatro meses de 2.016. Ni Froom ni Rigo hicieron Giro de Italia. En las competencias cortas en que estuvieron no hicieron un gran gasto y  apostaron todo al Tour en donde están definiendo entre ellos al ganador.

Descansar no significa no entrenar. Por el contrario, el plan de preparación es fundamental para llegar a punto físicamente a las grandes citas. En lo técnico el estar por fuera de competencia les entrega un tiempo que puede ayudar a mejorar algunos aspectos. Pero el descanso es sobre todo  mental. No estar todo el tiempo bajo la presión de los resultados y todo lo que significa la alta competencia ayuda a despejar el panorama y a construir la confianza con base en la preparación. La relajación previa a los grandes retos es fundamental para poderlos asumir como se debe.

Pero la televisión, que es la que atrae a los patrocinadores, exige competencia frecuente. Así los dueños del espectáculo aseguran sus millonarios ingresos y por eso programan cada vez más compromisos.  A su vez la gente quiere ver en todos los eventos posibles a sus ídolos y para eso se mueven grandes cifras de dinero. 

Lo de Chelsea fue fortuito porque no clasificaron a ninguna competencia adicional en Europa. Lo de Federer y Nadal es gracias a que el reglamento los ampara pues un tenista, al ser mayor de treinta años puede escoger los torneos en los que participa. Vale la pena aclarar que la ATP pertenece a los jugadores y ellos todavía pueden poner algunas condiciones, a diferencia de los futbolistas que no pueden escoger por su propia cuenta los partidos que quieran jugar. Lo de Froome y Rigo responde a una estrategia de equipo en un deporte que mueve menos dinero que el fútbol y el tenis y que puede darse estos lujos más fácilmente.

Es evidente que el descanso físico y mental es fundamental para que podamos disfrutar de la mejor versión de los deportistas aunque a los empresarios les importe poco.

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