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"Despierta, Colombia... nos están robando el petróleo"

Tatiana Acevedo Guerrero
23 de enero de 2013 - 11:00 p. m.

El ELN señaló antes de ayer que con el secuestro de dos colombianos, dos peruanos y un canadiense que trabajan en la minera Geo-Explorer, está defendiendo los recursos naturales.

Quedan al descubierto contradicciones varias. La más evidente, que para “hacer la paz” y ser tomada en cuenta en los diálogos, esta guerrilla busca demostrar su “fuerza”. Por otra parte, ante su consigna de defensa de la naturaleza, es claro que hay un interés en algunos recursos —petróleo, carbón y oro—, y un desprecio hacia otros, arruinados con los atentados a los oleoductos. Es el caso del agua y los peces (como de las poblaciones que viven de estos peces y de los albañiles, soldados o contratistas que han muerto quemados tras las voladuras, a veces bañados en el crudo que el Eln dice defender).

Pero tal vez exista una paradoja mayor. Quizás, en el transcurso de la guerra empantanada el Eln ha contribuido a construir aquello que pretendía esquivar. La propagación de sus frentes coincidió con el hallazgo del pozo de Caño Limón y la extorsión a las compañías extranjeras que construyeron el oleoducto que transporta el crudo hasta Coveñas. En 1986 el Eln lanzó la Campaña “Despierta, Colombia... nos están robando el petróleo”, promoviendo la soberanía nacional. Sin embargo, desde el inicio de los ochenta, esta guerrilla se expande debido a la colaboración con sus enemigos.

Por décadas, multinacionales han contratado mediadores que negocian sus intereses con las cabecillas. Las empresas pagan y ceden a presiones violentas. Se consolidó así, en ciertos municipios, una cotidianidad en la que la regulación estatal no es efectiva, el petróleo se extrae y dos grupos de privados se lucran.

 

 

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