Deuda escalofriante

Roberto Esguerra Gutiérrez
15 de diciembre de 2013 - 05:00 p. m.

Llevamos quince años conviviendo con el problema de la cartera hospitalaria sin una solución definitiva, por lo que ha continuado creciendo hasta alcanzar unos límites impensables que ponen en peligro la subsistencia de hospitales y clínicas de todo el país, así como de pequeños prestadores de servicios, muchos de los cuales ya han colapsado sitiados por la dificultad o la imposibilidad de recuperar los dineros que les adeuda el sistema.

El informe de la Superintendencia Nacional de Salud con corte a junio de 2013 habla de una deuda total de $14,4 billones, cifra escalofriante, cuya magnitud es difícil de entender, pero para tener un orden de magnitudes, por ejemplo, ese dinero alcanzaría para construir y dotar 70 hospitales de 150 camas, con la más alta tecnología. Pero lo importante para el país es que esa plata permitiría que los hospitales y clínicas que ya tenemos, pudieran comprar todos los materiales e insumos que requieren para atender bien a los pacientes, pagarle oportunamente a sus médicos y personal asistencial y realizar la necesaria reposición de equipos para garantizar la calidad.

El informe muestra que el 70% de esa deuda es con el sector privado y el restante 30% con el público, el tipo de entidades deudoras son EPS del régimen contributivo (35%), EPS del régimen subsidiado (34%), otras entidades (19%), entes territoriales (6%), aseguradoras (3%) y Fosyga (2%). Estos datos se complementan bien con los de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, entidad que desde  hace 15 años viene realizando un seguimiento semestral al tema, en su último informe, con corte a diciembre de 2012 mostró un crecimiento de 7,9% con relación a junio del mismo año y demuestra, una vez más, que los principales deudores son entidades públicas, mixtas o intervenidas, es decir en donde el Estado tiene responsabilidad directa.

Es increíble que el sector hospitalario haya podido soportar una deuda de esa magnitud. Ya tenemos en el país más de  10 entidades que soportan cada una de ellas una deuda igual o superior a $100.000 millones, cifra que no podrían resistir muchas de nuestras grandes empresas. Los prestadores de servicios están financiando el sistema a un costo muy alto que ha llevado al cierre de servicios, disminución de plantas de personal, lo que significa muchos colombianos que han perdido su trabajo, imposibilidad de reponer equipos de manera oportuna, en muchos casos incluso la imposibilidad para comprar los materiales necesarios para atender a los pacientes, por lo que estos se ven obligados a llevarlos para ser atendidos. En síntesis esta situación está afectando  gravemente la calidad y la oportunidad de los servicios.

A pesar de estar establecido en leyes el pago de intereses de mora, esto no se cumple, sino que al contrario se ha llegado hasta solicitar que se concedan descuentos para agilizar los pagos. Al mismo tiempo los rendimientos financieros de esa cartera en mora valen mucho dinero, por lo menos $500 mil millones al año, valdría la pena saber quienes se están quedando con esa plata y con la que no aparece para cancelar las deudas, temas en que la Superintendencia de Salud deberá actuar.

Se han tomado medidas para tratar de aliviar la situación, especialmente el giro directo en el régimen subsidiado y ahora en el contributivo para EPS intervenidas o en proceso de liquidación, sin embargo, ninguna de ellas ataca el problema de manera estructural. Este es otro argumento contundente sobre la urgencia de una reforma del sistema de salud que de verdad resuelva los problemas en vez de perpetuarlos, pues de lo contrario estaremos ad portas de un colapso de consecuencias impredecibles.

 

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