Disfrutar y pensar

Hernán Peláez Restrepo
21 de febrero de 2017 - 03:00 a. m.

Los más de 30.000 aficionados que abarrotaron El Campín para ver al América en su regreso a la primera A salieron plenos por el triunfo, los tres goles, así en el primer tiempo hayan observado con cierta preocupación el desorden en su juego. Jugadores como Jonathan Álvarez, con mucho recorrido, nunca pudieron aportar claridad para apoyar por su sector, dejando aislados a Farías y Martínez Borja.

No menos cierto resultó ver a La Equidad, más ordenado en salida, con el aporte de Fabián Vargas y Stalin Motta y el empuje de Walmer Pacheco, el lateral derecho. En ese pasaje inicial, creo que Equidad fue mucho más como equipo.

Es poco probable que la expectativa y el ruidoso acompañamiento hayan ejercido presión para descontrolar y poner nerviosos a los jugadores americanos. Esto porque este grupo ya viene acostumbrado, desde sus presentaciones en el Pascual Guerrero, a conocer y palpar la ansiedad de sus hinchas por ganar.

En la etapa final, América empezó a operar en zonas más próximas a Novoa. Al igual que Santa Fe, América obtuvo beneficio en un cobro de costado. Tiro libre por Juan Camilo Angulo, que siempre le pegó bien a la pelota, y Castañeda anticipó con un extraño taquito para romper el 0-0, que ya venía mortificando a los hinchas rojos. Después, un segundo gol para tranquilizar, y el remate de Farías, quien no pierde la costumbre goleadora, y se estableció un 3 a 0 que quizás no sea fiel espejo de lo ocurrido, porque Equidad actuó bien dentro de sus posibilidades y alcances.

Lo cierto y reconfortante es apreciar el fenómeno social, porque es así que el América representa y así se podrá confirmar a cualquier estadio que vaya para regocijo de sus adversarios. Ya saben Santa Fe y Millos las taquillas que conseguirán enfrentándolo. Es hora de disfrutar el triunfo, pero también pensar en la continuidad en el juego, que América no la tuvo. Altibajos en la producción de varios jugadores.

Aunque no tiene que ver con la victoria americana, es bueno pedir a la Dimayor más atención en la preparación y capacitación de árbitros. Si el Fondo Nacional del Ahorro apoya a los jueces, es preciso invertir en su capacitación. El árbitro del juego Pasto-Jaguares, joven, nervioso, indeciso, equivocado de buena fe, requiere como tantos otros una ayuda externa.

Hay con qué pagarles cursos, dictarles charlas, obligarlos a ver videos, para que vean sus errores. La solución no es tan simplista como la de mostrar tarjetas a derecha e izquierda.

 

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