Publicidad

Dolor de Matria (en el país de los ciegos)

Álvaro Restrepo
23 de octubre de 2016 - 12:22 a. m.

Para Doris Salcedo

Cuasi ciega 

Única vidente 

Hace un par de meses recibí el pedido de la Revista del Observatorio Itaú Cultural de Brasil para escribir un artículo sobre “la recuperación del cuerpo después de los conflictos y la danza como excelente iniciativa de transformación”…. En condiciones normales este texto habría fluido con gran naturalidad, pues se trata de mi quehacer cotidiano desde hace más de 35 años. Soy bailarín, coreógrafo y pedagogo y desde el año de 1997 dirijo EL COLEGIO DEL CUERPO -eCdC- en Cartagena de Indias, institución que cofundé con mi colega francesa  Marie France Delieuvin. Antes de iniciar la aventura de eCdC, había trabajado a finales de los 70s con niños abandonados en las calles de Bogotá, de la mano del sacerdote salesiano italiano Javier de Nicoló, un verdadero apóstol, y había decidido hacer del teatro y de las artes del cuerpo mi estrategia pedagógica para ayudar a estos niños y jóvenes en dificultades, en su proceso de reintegración a la sociedad. La danza apareció en mi camino a comienzos de los 80s, mientras estudiaba en la Escuela Nacional de Arte Dramático en Bogotá. Encontré mi cuerpo…o mejor, mi cuerpo me encontró a mí y me rescató de un estado de desorientación y excesiva racionalidad que me paralizaba y angustiaba. Yo mismo me considero un recuperado del (por el) cuerpo y con frecuencia me refiero a este descubrimiento de la danza como una resurrección y a eCdC como mi tabla de salvación: mi forma de resiliencia…

Y decía al inicio que en condiciones normales este artículo habría fluido como agua clara, pues el tema de la recuperación del cuerpo después de los conflictos y de la transformación de seres humanos a través de la danza es mi pan diario…Pero estas últimas semanas de mi país (y de mi vida) han sido de vértigo: la coherencia, la objetividad, la lucidez y el análisis sereno se han ido, como decimos en Colombia, al carajo…o mejor, ¡a la puta mierda! Hemos tocado los colombianos el cielo, el infierno y el limbo en cuestión de días: medio siglo de horror fratricida parecía por fin haber terminado. El conflicto armado más largo del hemisferio occidental llegaba a su epílogo. El presidente Santos logró en seis años lo que sus predecesores no lograron en décadas: convencer a una de las  guerrillas más sangrientas y despiadadas del mundo a que renunciara a las armas y regresara a la democracia. Con un equipo negociador de lujo logró lo que logran las negociaciones: que no hubiera vencedores ni vencidos, que todos reconocieran con humildad (pero sin humillaciones, en uno u otro bando) sus tremendos errores históricos,  que el perdón se impusiera como la única lógica posible para avanzar y voltear una de  las páginas más dolorosas de la historia humana contemporánea.  

En una conmovedora ceremonia el pasado 26 de septiembre, en Cartagena de Indias, la ciudad en la que vivo desde ya 22 años y en presencia de dignatarios de la comunidad internacional, se firmaron los “acuerdos para una paz estable y duradera”, acontecimiento que nunca imaginé presenciar en vida… Ocho días más tarde, en un torpe e innecesario  plebiscito convocado por el presidente, para que el pueblo refrendara los acuerdos, sólo un 23% del electorado potencial ejerció su derecho al sufragio y por una pírrica diferencia de 50 mil votos se aguó la fiesta de la paz. El 67% que se quedó en casa y que dijo "me importa un culo la guerra y otro culo la paz", permitió que el país cayera en el limbo inverosímil en el que hoy nos encontramos los colombianos. Frente al mundo no somos hoy ni siquiera el hazmerreir…somos el hazmellorar, como lo dije recientemente en un articulo en el New York Times: el país más patético del mundo…una vergüenza planetaria para el género humano: 300 mil muertos, 50 mil desaparecidos, 8 millones de víctimas (desplazados, mutilados, violados….) no fueron suficientes para que saliéramos masivamente a votar y a decir ¡basta ya! a tanta demencia: SÍ A LOS ACUERDOS, SÍ A LA CORDURA, SÍ A LA DIGNIDAD, SÍ AL DUELO COMPARTIDO….Una extrema derecha, demencial y tramposa --liderada por el personaje más nefasto y siniestro de nuestra historia reciente, el innombrable Álvaro Uribe Vélez y sus áulicos-- ha logrado sembrar confusión, miedo, angustia en las mientes de un pueblo confundido, asustado y angustiado pero, sobre todo, ignorante.  Con eCdC hemos acompañado y apoyado los esfuerzos titánicos del Presidente Santos por lograr que este país de ciegos intente ver la luz y que camine hacia ella. (Ver el enlace de la ceremonia Inxilio: El Sendero de Lagrimas que hicimos en el año 2013 con víctimas reales del conflicto, bailarines y músicos en Medellín, con la participación extraordinaria del presidente Santos descalzo liderando el cortejo de las víctimas descalzas)…

https://vimeo.com/174749417

password: inx13

En medio de la perplejidad y del dolor de patria más profundos, recibo de pronto otro golpe tremendo, ¡el gran golpe!: la muerte de mi anciana y adorada madre el pasado 6 de octubre, luego de una larga y penosa enfermedad…Un alivio, pero al fin y al cabo el desprendimiento/ desgarramiento cósmico por excelencia. Esa misma noche, en medio del duelo y del desvelo, en la madrugada del  7, presencio en vivo y en directo --a las 4 am--  por internet desde Oslo, el anuncio del otorgamiento del Premio Nobel de la Paz al vapuleado presidente Santos y a su también maltrecho proceso de paz. Los llantos y sentimientos de alegría y de tristeza aunados hicieron que mi cuerpo reaccionara de una manera tremenda luego de la ceremonia de despedida para mi madre: una violenta erupción cutánea en axilas e ingle… En la hermosa iglesia de San Pedro Claver en Cartagena ofrecimos con mis bailarines una antigua danza coreana para ayudar a mi madre a partir…El cuerpo no miente, decía mi maestra, la descomunal Martha Graham….el cuerpo llora…el cuerpo grita…el cuerpo supura...el cuerpo recuerda…

(Pase a la página 2)

Sin duda el Nobel se constituye en un importante espaldarazo para que el mandatario de los colombianos no ceje en sus empeños por lograr la paz, pero el ambiente sigue muy enrarecido y la incertidumbre tiene al país en vilo. Al día siguiente del (g)rito de adiós para mi madre acudí a una cita en la Universidad de Harvard para participar en un seminario internacional sobre Arte e Integración Social. En este templo del saber tuve la oportunidad de compartir con colegas de todo el continente nuestra filosofía y pedagogía de educación con la danza y para la danza….y como estrategia también para la inclusión y la innovación social. Pero también me vi a gatas para explicarles el por qué de nuestra obcecación y nuestra ceguera frente a la búsqueda de la paz. ¿Por qué un pueblo que ha tratado con tanta violencia al cuerpo sigue empeñado en el dolor y en la profundización de sus heridas? Hace unos años publiqué en la desaparecida Revista Número de mi país un texto que llamé El Cuerpo Roto de Colombia. Se reeditó años después en la ReVista del Centro Rockefeller en Harvard….Releyéndolo hoy no cambiaría una coma. Los colombianos nos hemos habituado a vivir en un cuerpo roto, herido, aterrado…el cuerpo individual y el cuerpo social no conocen la salud: la paz de los órganos.

En 1899, Herbert George Wells, el visionario escritor inglés escribió un inquietante y premonitorio relato: The Country of the Blind  (El País de los Ciegos) y…por una extraña y mágica coincidencia lo situó en Colombia o para más señas en la frontera entre Colombia y Ecuador. El personaje central, de apellido Nuñez, colombiano y que en el cuento es apodado “Bogotá”, intenta convencer a un país de ciegos que él puede gobernarlos y ser su rey porque es el único que ve. Los ciegos, que han sido ciegos por generaciones, no conocen la palabra ver y, lo que es peor, no conocen la palabra ciego. Piensan que Nuñez/Bogotá desvaría y que es sólo un poeta alucinado.  Jorge Luis Borges e Italo Calvino lo incluyeron en sus antologías de literatura fantástica. El relato es, como dice Calvino, “una meditación sobre la diversidad cultural” y una parábola sobre” las pretensiones a considerarse superior”. La conclusión es que la visión, supuesta ventaja de Nuñez --único vidente en un país de ciegos-- es su condena: en el país de los ciegos el tuerto no es rey. En el país de los ciegos sólo los ciegos pueden reinar.

La metáfora de la ceguera en la Colombia contemporánea, puede ser quizás nuestra indolencia, nuestro cinismo, nuestra indiferencia, nuestro humor negro y venenoso, nuestra crueldad. El país más bello y bendecido del mundo (un pequeño Brasil), el paraíso bañado por dos océanos, todos los climas, tres cordilleras, la mayor biodiversidad del mundo, con más de 60 etnias y lenguas aún vivas, se obstina en la ceguera, en la negación, en el desprecio y el odio por el otro y por si mismo. Paraíso, infierno, limbo…hoy me duele profundamente el cuerpo roto de Colombia. Pero sobre todo me duele el cuerpo roto que se niega a ser sanado. Nos acostumbramos ya a la llaga, a la sangre, al dolor propio y ajeno…..y la vida continua: cada tanto leemos en nuestros periódicos que somos "el país más feliz del mundo": 300 mil muertos, 50 mil desaparecidos, 8 millones de víctimas…

Pero la vida sigue….todos los días debemos ponernos en pie, hacer lo que hacemos y de nuestras tripas corazón y seguir adelante, como dice Gramsci, con nuestro pensamiento anclado en el pesimismo pero nuestra acción enarbolando el optimismo…Siguiendo también las enseñanzas del gran Paulo Freire que nos invitaba a continuar ejerciendo la educación como práctica de la libertad y como una forma de liberar, no sólo al oprimido sino -sobre todo - al opresor de su egoísmo, de su maldad, de su ceguera…

Mi madre se fue de este mundo y de este país mío en el momento más crucial de nuestras vidas: ante nosotros tenemos los colombianos (y yo diría que también la Humanidad) la disyuntiva de elegir entre seguir viviendo en las sombras de la violencia y la peor de las inhumanidades, guiados por un ciego - enceguecido de odio y de sed de venganza - o buscar la luz y la esperanza a través de la educación de la sensibilidad, la compasión y la verdadera riqueza que existe en el amor. 

La coherencia y el análisis lúcido que se esperaba de mí para este artículo, se los quedo debiendo para el próximo: hoy sólo quiero compartir con ustedes desde Colombia y desde Cartagena de Indias, la ciudad en la que se firmaron los históricos acuerdos para lograr la paz estable y duradera, mi desconcierto, el dolor de mi pérdida y el miedo por el futuro incierto que le espera al cuerpo herido de mi matria.

*Bailarín, coreógrafo, pedagogo colombiano. Fundador/Director de EL COLEGIO DEL CUERPO en Cartagena de Indias

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar