Publicidad

Dos graves casos para analizar

Cartas de los lectores
26 de agosto de 2014 - 03:47 a. m.

Aquellos que por razón de nuestro trabajo o actividad empresarial debemos recorrer las carreteras de nuestro país, estamos aterrados con la incapacidad de los funcionarios encargados de “construir” nuestra infraestructura vial.

Es obligatorio, y urgente, dejar constancia de los graves problemas de diseño de dos obras, una entregada y la otra cuya construcción está en curso. La primera es la doble calzada Bogotá-Girardot, a mi entender la troncal más importante de Colombia, que tiene los siguientes problemas:

1. El carril nuevo se construyó paralelo al existente. Esto no se ajusta a las necesidades de la vía con mayor tráfico vehicular del país, mucho menos con una visión de largo plazo.

2. Por lo quebrado del terreno, en cerca del 75% de su trazado el ancho de la vía es muy estrecho para una operación segura de equipos de pasajeros o carga. Las bermas no tienen el ancho requerido y no se construyeron las bahías de estacionamiento para casos de emergencia.

3. Los retornos se construyeron con ingreso a los carriles rápidos, lo que genera inseguridad y congestión en el ingreso. No hay ningún elevado construido con sus correspondientes orejas.

4. Los peraltes quedaron en sentido contrario al técnicamente requerido.

5. En horas nocturnas se pierde la continuidad de la visual y se hace necesario usar las luces plenas. Lo anterior por una malentendida economía de recursos, que se solucionaría con un decapado menor en varios sectores de la vía.

6. El ingreso a los puentes es totalmente irregular.

7. La capa asfáltica de la calzada nueva parece que tuviera muchos años de uso. Está plena de imperfecciones y desniveles.

Si revisáramos en detalle los ingresos del concesionario, estamos seguros d que los recaudos son suficientes para solucionar este largo inventario de graves problemas y los peajes por los usuarios cancelados o por cancelar son suficientes para solucionar definitivamente todos aquellos problemas descritos.

El segundo caso para revisar es el de la construcción —en la sufrida y en retroceso imparable capital del país— del deprimido de la NQS con calle 94. Esta obra, que fue objeto de impuesto de valorización, no se construyó de acuerdo con el cronograma inicial; y no es sólo el retraso —que puede ser de más de cuatro años—, sino además que su presupuesto inicial, cercano a los $37.000 millones, hoy alcanza los $185.000 millones. ¿A quién se le ocurre que estas cifras sean lógicas y válidas? ¿Cómo se puede multiplicar por cinco el costo de una obra? El alcalde debería al menos preguntar a sus funcionarios sobre ambas situaciones anómalas. La Contraloría Distrital y la Procuraduría deben ahondar urgentemente en estas manifiestas irregularidades; ni qué hablar de los problemas de movilidad.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar