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Dos hombres, dos historias

Aura Lucía Mera
26 de noviembre de 2012 - 11:00 p. m.

Fernando Molano y Jorge Alberto Gardeazábal Delgado. Dos escritores que nunca se conocieron. Dos testimonios llenos de valor y honestidad, donde, sin tapujos, nos cuentan la tragedia que es afrontar la infancia y la juventud homosexual en este país homofóbico. Ambos libros se demoraron en ser editados muchos años.

Fernando no alcanzó a ver el suyo, titulado Vista desde una acera. A pesar de haber sido premiado por su primera obra, Un beso de Dick, este segundo libro, que recibió una beca de Colcultura, estuvo refundido 15 años hasta que una amiga suya encontró de casualidad el manuscrito en la Biblioteca Luis Ángel Arango y con el apoyo de algunos compañeros lograron corregir el texto y encontrar un editor, Seix Barral. Fernando murió a los 37 años.

Jorge Alberto Gardeazábal Delgado se propuso editar su libro La semblanza de una mariposa a los 23 años, pero solamente lo pudo hacer 30 años después. Médico veterinario, amante de la naturaleza, hoy se dedica a la escritura, a cuidar el mariposario del zoológico de Cali y al budismo.

Extrañas coincidencias. Un mismo común denominador: vivir a plenitud su identidad sexual. Fernando nos cuenta, en un estilo magistral, la relación con el amor de su vida, desde que le diagnosticaron sida hasta su muerte, y paralelamente su infancia, el descubrimiento de su homosexualidad desde muy pequeño, el temor al rechazo. Un libro para leer varias veces, para entender, para emocionarse hasta las lágrimas, porque está escrito desde el amor, desde el dolor, desde el fondo mismo del alma. Vista desde una acera ya se encuentra entre los libros más vendidos. Lástima que por culpa de la “cultura” su obra se hubiera perdido tantos años. De no encontrarla su amiga, jamás hubiéramos conocido, de primera mano, el desgarre emocional y el valor de enfrentarse a su propia sexualidad. Que los condujo a la muerte, pero a una muerte consciente por haber vivido a plenitud.

Jorge Alberto Gardeazábal Delgado nos plantea su novela. Infancia en el Tuluá. Pueblo liberal de política y de labios para afuera, pero mojigato, machista y homofóbico. Su desesperación que casi lo lleva a la locura y al suicidio cuando tuvo que enfrentarse a su homosexualidad. Sus desesperados intentos de que el psiquiatra “lo curara” de esta enfermedad, maldita por los dioses. Sus desesperados intentos por funcionar con mujeres. Su soledad. Su convencimiento de que estaba destinado al infierno. Su salvación al irse a estudiar a Manizales donde conoce a un psiquiatra inteligente que le ayuda no solamente a aceptarse, sino a enamorarse de la vida. Libro editado por Oveja Negra.

Dos libros necesarios que llegan al público en el momento adecuado. Que nos enseñan el respeto, el verdadero sentido de la pasión. Libros que tocan las más íntimas fibras del corazón.

P.D. ¿El senador Gerlein nunca se ha preguntado si el amor que siente por haberse atornillado en el Congreso de Colombia de por vida no es el verdaderamente “asqueroso” y “anormal”? ¿Ni que su condición de mantenido eterno con nuestros impuestos no es lo que merece repudio? ¿Tampoco se ha dado cuenta de que “el sexo sucio” sólo está en su mente ? No nos dejemos contaminar.

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