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Combatir la violencia en los estadios

Aplaudimos, entonces, la voluntad contundente del Gobierno de apoyar estos mecanismos de seguridad. Aplaudimos la voluntad contundente del Gobierno de apoyar mecanismos de seguridad en los estadios.

El Espectador
08 de junio de 2016 - 08:13 p. m.
El problema de las barras bravas no resiste más paños de agua tibia. / Archivo
El problema de las barras bravas no resiste más paños de agua tibia. / Archivo

Mientras el país disfruta la euforia de los triunfos de la selección Colombia, que garantizaron su paso a los cuartos de final de la Copa América Centenario, queremos aprovechar para recordar un anuncio de hace unas semanas que promete ayudar considerablemente contra la violencia en los estadios del país.

El problema con las barras bravas y la comisión de actos delictivos con el fútbol como trasfondo no es nuevo ni en Colombia ni en el mundo. En abril hablamos en este espacio sobre cómo las riñas de hinchas de Millonarios y Nacional resultaron en sanciones para los dos equipos, incluyendo el cierre por dos fechas de la tribuna sur del estadio Atanasio Girardot. También mencionamos la carta de una fanática que recibió ataques verbales en El Campín sólo porque su acento delataba cercanía con el equipo visitante.

Sin embargo, y pese a la apelación a la necesidad de revivir campañas de compromiso social como #FútbolEnPaz, repetíamos que las autoridades parecían incapaces —y, por momentos, desinteresadas— en dar soluciones de fondo a un problema complejo que sigue dejando víctimas innecesarias.

En ese contexto, el 20 de mayo pasado el presidente Juan Manuel Santos anunció la adopción, por fin, de medidas de seguridad que incluyen el control biométrico a la entrada de los hinchas al estadio y las cámaras de seguridad.

En palabras del mandatario, “en los estadios colocan unas cámaras y hacen una biometría, entonces van mostrando las personas que van a asistir al partido, ponen su huella digital y quedan identificados. Las cámaras están en todo el estadio y eso ha servido en forma muy eficaz para reducir y en muchos casos desaparecer la violencia en los estadios”.

Es verdad. Además, desde septiembre comenzará un proceso de carnetización para que toda persona que asista a ver fútbol en el país tenga que portar un documento que lo identifique.

En Argentina, por ejemplo, los seguidores que entran al estadio son identificados desde hace varios años con una tarjeta. En Chile, los seguidores de los principales equipos deben presentar su cédula y su carné para ingresar a los partidos. Lo mismo ocurre en Europa, donde esas medidas fueron una herramienta determinante para reducir los efectos de la larga historia de las barras bravas en esos países.

Inicialmente, Barranquilla, Bogotá, Cali, Medellín y Manizales empezarán a implementar los nuevos controles y servirán de ejemplo para el resto del país.

Estas medidas, por cierto, se habían pedido desde hace tiempo en Colombia, especialmente en la previa al Mundial Sub-20, en el que cumplimos el rol de anfitriones, pero por las presiones de personas con poco interés en desmantelar las mafias que operan alrededor de los estadios, y por el alto costo que requieren estos sistemas de seguridad, no se había podido concretar.

Aplaudimos, entonces, la voluntad contundente del Gobierno de apoyar estos mecanismos de seguridad.

Por supuesto, esto no soluciona el problema de fondo. Aunque se reduzcan los índices de violencia, se seguirán necesitando programas sociales y culturales que entiendan las raíces de la agresividad y que les enseñen a los hinchas a vivir las pasiones en paz. Pero mientras tanto, ojalá, como dijo el alcalde de Barranquilla, Álex Char, “con estas cámaras vuelve la paz al estadio”.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com

Por El Espectador

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