El presidente de la República, Gustavo Petro, está convencido de que es un error histórico construir el metro elevado en Bogotá. Por eso ha insistido, hasta en alocución a la nación el pasado domingo, en modificar el trazado y tener un metro mixto. Más allá de las discusiones que hay sobre sus argumentos y sobre las conclusiones que se pueden extraer del informe de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, la discusión es una de política y de pragmatismo. Tres alcaldes distintos de Bogotá, elegidos popularmente, el último de los cuales tuvo una votación histórica después de una campaña que centró la atención en el debate del metro, han pedido ejecutar el contrato tal cual se adjudicó. Sería útil para el país que la Casa de Nariño empiece a colaborar y deje de buscar alternativas para el proyecto en curso.
Hablándole a toda Colombia, el presidente Petro volvió sobre una idea que ha tenido desde que estuvo en la Alcaldía. “Hoy el mejor metro para Bogotá es el mixto”, dijo, y explicó: “Tendría dos estaciones más con 23,9 kilómetros, el tiempo de viaje disminuye en un 77 % en toda la ciudad, respecto del elevado. Menores emisiones contaminantes. (...) Y a 2022, indica que la ganancia social es un 60 % superior a la propuesta actual”. También ofreció que sea la nación -es decir, los impuestos de los colombianos- la que cubra el 100 % de los costos, reconociendo lo que implica el cambio en el trazado.
En respuesta, el alcalde distrital, Carlos Fernando Galán, fue claro: “Parar el metro es parar el progreso de Bogotá, es incumplirles a los bogotanos. No vamos a cambiar certezas por el riesgo de incertidumbre. El metro se va a entregar en 2028, tal y como está acordado”. También le pidió al presidente Petro “que miremos al futuro, no hacia lo que se hubiera podido hacer distinto. Trabajemos sobre lo que hemos construido. El cambio no puede ser comenzar todo de nuevo”. Estamos de acuerdo.
No es momento de estar teniendo este debate. No lo era, tampoco, el año pasado, cuando el Gobierno Nacional entró a polemizar con la entonces alcaldesa Claudia López y el entonces ministro de Transporte, Guillermo Reyes, llegó a insinuar que no financiarían proyectos de la capital si no se aceptaba la modificación del trazado. Luego, en la campaña a la Alcaldía, el entonces candidato Gustavo Bolívar, del partido del presidente Petro, centró su propuesta en soterrar la línea ya contratada. El resultado en las urnas fue elocuente. No solo ganó Carlos Fernando Galán con más de la mitad de todos los votos en primera vuelta, sino que el segundo puesto lo ocupó Juan Daniel Oviedo, quien también pedía construir el metro como está contratado. Bolívar llegó en tercer puesto, una pérdida del poder electoral del petrismo en la capital. El mensaje fue claro: los ciudadanos de Bogotá prefieren el pragmatismo frente a la idoneidad en lo que al metro concierne, pero la Casa de Nariño no ha escuchado.
Con los recursos disponibles, el Gobierno Nacional debería colaborar para adjudicar la segunda línea y para financiar otros proyectos necesarios. No paremos lo avanzado del metro, todavía queda mucho país por construir.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.
Nota del director. Necesitamos lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.