Publicidad

El deporte como rédito político

El oportunismo de los políticos para capitalizar estos triunfos y apropiárselos debe ser una invitación a evaluar también con lupa todo lo que nos falta para poder decir que en la práctica somos un país que fomenta el talento de sus deportistas.

El Espectador
08 de agosto de 2016 - 08:15 p. m.
La presencia de la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, en Río de Janeiro, es una oportunidad para hablar de los políticos que quieren tener réditos de los triunfos de los atletas sin tener apuestas a largo plazo.
La presencia de la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, en Río de Janeiro, es una oportunidad para hablar de los políticos que quieren tener réditos de los triunfos de los atletas sin tener apuestas a largo plazo.

Fueron varios los mandatarios enfocados por las cámaras durante la inauguración de los Juegos Olímpicos que se están celebrando en Río de Janeiro (Brasil). Por ejemplo, Mauricio Macri, presidente de Argentina, salió sonriendo desde la tribuna cuando la delegación de su país hizo su entrada. Sin embargo, la relación entre política y deportistas en Colombia está marcada por una tensión latente y por las denuncias de oportunismo. Por eso, las fotografías de la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, acompañando a los atletas criollos causó tanta incomodidad.

Las preguntas surgieron porque Toro aparecía con acreditación de Coldeportes, junto a la directora de esa entidad, Clara Luz Roldán, parte fundamental de su grupo político. ¿Había sido invitada por el Gobierno? ¿Se estaban utilizando recursos públicos?

En entrevista con Blu Radio, no obstante, la gobernadora dijo: “Yo no vine a pasear, vine a apoyar a los deportistas. La Gobernación no me pagó nada ni yo me he gastado un peso de la institución. Yo apoyo a la delegación colombiana, la cual el 25 % la representan deportistas vallecaucanos”. Y también dijo que el presidente de la República, Juan Manuel Santos, había autorizado su presencia. Lo que a la hora de escribir estas líneas no estaba claro es si viajó invitada por Coldeportes, entidad dirigida por su compañera en las lides políticas. Con todo, la asistencia de una política de alto nivel, con acceso preferencial, es un parco contraste con algunos atletas de la delegación colombiana que tuvieron problemas para llegar a Río, y de varios que tuvieron que viajar sin sus entrenadores debido a que, según Coldeportes, no había cupos.

Los Olímpicos de Río son un justo motivo de orgullo para Coldeportes y para los esfuerzos del Gobierno por apoyar a los deportistas. A esta cita clasificaron 148 colombianos, por encima de los 104 de Londres 2012 y más del doble de los 68 que fueron a Pekín 2008. El crédito debe darse y, pese a los considerables problemas, la apuesta seria que se ha realizado para darles apoyo a más atletas y acompañar sus procesos está rindiendo frutos.

Pero el oportunismo de los políticos para capitalizar estos triunfos y apropiárselos debe ser una invitación a evaluar también con lupa todo lo que nos falta para poder decir que en la práctica somos un país que fomenta el talento de sus deportistas.

Uno de los ejemplos más dicientes es la selección femenina de fútbol. Ya hemos dedicado este espacio en el pasado a recordar que estas jugadoras, que se han ganado a pulso el apodo de “superpoderosas”, tienen que sufrir condiciones que serían risibles si se tratase de un equipo de hombres. La falta de una estructura institucional que les permita profesionalizarse jugando fútbol y lo difícil que es para ellas conseguir ayudas por parte de la Federación de Fútbol hacen que su presencia en Río se deba más a su garra que a la existencia de procesos de acompañamiento.

Lo mismo podría decirse en muchos otros casos. En la memoria nacional quedará la respuesta de Winner Anacona al presidente Santos durante el Tour de Francia.

Si bien nuestros atletas no están completamente solos, y ya por lo menos hay esfuerzos visibles para colaborarles a los mejores talentos, el camino que queda por recorrer es largo y está sujeto a la voluntad de los políticos, que muchas veces actúan más por vanidad que para crear verdaderos planes de largo aliento. Qué lindo sería que se aprovechase el posconflicto para que el deporte sea, ahora sí, una opción de vida viable. Entonces, tal vez, la presencia de los políticos en los eventos no incomodaría tanto.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.

Por El Espectador

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar