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El editor ejemplar, nuestro editor

Jorge Cardona ha sido, es y seguirá siendo, ojalá por muchos años, la cabeza de una escuela de periodismo en la redacción de El Espectador, a más de ser el mayor protector cotidiano de la tradición periodística de esta casa, labrada en casi 130 años de ejercicio con la independencia, la ética y el criterio como norte.

El Espectador
28 de septiembre de 2016 - 08:02 p. m.
Celebramos contar con un editor de la talla de Jorge Cardona. / Foto: Óscar Pérez, archivo El Espectador
Celebramos contar con un editor de la talla de Jorge Cardona. / Foto: Óscar Pérez, archivo El Espectador

Recibe la noche de este jueves en Medellín nuestro editor general, Jorge Cardona Alzate, el Premio Clemente Manuel Zabala, que la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoaamericano (FNPI) otorga a un editor colombiano “que sea ejemplar como periodista, formador y ciudadano”. No es un premio cualquiera y por eso hoy vamos a darnos la licencia de hablar en primera persona en este espacio.

No es un premio cualquiera, decimos, porque Jorge Cardona ha sido, es y seguirá siendo, ojalá por muchos años, la cabeza de una escuela de periodismo en la redacción de El Espectador, a más de ser el mayor protector cotidiano de la tradición periodística de esta casa, labrada en casi 130 años de ejercicio con la independencia, la ética y el criterio como norte.

No resulta accesorio el nombre de Clemente Manuel Zabala en este reconocimiento. Para quienes no lo saben, Zabala era el jefe de redacción del diario El Universal de Cartagena cuando en mayo de 1948 llegó a esa redacción un joven aprendiz de escritor: Gabriel García Márquez. Y fue Zabala, como ha sido Jorge Cardona en El Espectador, quien entrenó y guió al Gabo periodista que luego vendría a madurar también en estas páginas. Esa faceta de maestro comprometido con el periodismo y con acompañar —con absoluta discreción— el crecimiento profesional de los jóvenes periodistas que llegan a nuestra redacción es quizás el más valioso aporte de Jorge Cardona a esta casa.

No lo decimos solamente quienes a su lado hemos crecido. El jurado en su acta final lo resumió a cabalidad: “Tiene el bagaje y la comprensión suficientes para liderar procesos periodísticos inspiradores. Es el ejemplo de lo que debe ser un editor: un guía, un motivador, alguien que inspira y enseña...; da pautas para el tratamiento, ayuda a enderezar el rumbo cuando es necesario, cuida el rigor y en todo el proceso es un faro que ilumina a los redactores con su conocimiento y su manera generosa de transmitirlo”.

Jorge Cardona no solo respira periodismo, empero. La pasión por la historia y una rara capacidad para conectar la política, la justicia y la cultura le permiten ver los contextos de las noticias, esos que tanta falta hacen para comprender sus alcances. La información de El Espectador no sería la misma sin esa mirada experta, que por lo demás ha dejado impresa también en sus libros de historia contemporánea de Colombia, lectura obligada para entender el fascinante momento que vive hoy la Nación.

Es costumbre desde hace tiempo, después de algún cierre de la edición impresa y un descanso en el ajetreo de la edición digital, ver que los jóvenes redactores se arremolinan en una esquina de la redacción, acercan un tablero e invitan a Jorge para que les explique algún episodio de esa historia reciente y el papel que jugaron protagonistas que, por lo general, siguen activos en las noticias. Esas clases voluntarias son buena muestra de la escuela que Jorge ha fundado aquí.

Hace 24 años llegó a El Espectador como redactor político; desarrolló luego una productiva carrera en los temas judiciales, primero como redactor y luego como editor. En tiempos del proceso de paz durante el gobierno de Andrés Pastrana lideró la Unidad de Paz, de donde pasó a la Jefatura de Redacción y, desde 2005, a ser el editor general del periódico. Ha vivido, pues, épocas muy variadas de la vida de este diario, muchas de ellas críticas, y buena parte de su recuperación en los últimos años se debe, sin duda, a su liderazgo.

Discúlpennos por hoy, entonces, la inmodestia. Es que estamos muy orgullosos de que el mejor editor que tiene Colombia sea parte y eje de nuestro equipo.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.

Por El Espectador

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